Si No Despierto: ¿Lo que ha de suceder, sucederá?
“…Porque fue entonces cuando me di cuenta de que el tiempo no importa. Fue entonces cuando comprendí que hay momentos que duran para siempre. Aunque ya hayan pasado, siguen ahí; aunque mueras, esos momentos continúan suspendidos, girando, extendiéndose eternamente. En ellos cabe todo. En ellos reside el sentido…”
Before I Fall – Lauren Oliver –
Con guión de Maria Maggenti y que dirige Ry Russo-Young (cuyo último trabajo fue Nobody Walks, en 2012), la cinta está basada en la novela original de Lauren Oliver, una joven escritora estadounidense que tiene publicada la trilogía Delirium (de la que Fox realizó un piloto en 2014 con Emma Roberts y Billy Campbell y que no prosperó).
En principio el 12 de febrero es sólo otro día en la acomodada vida de la joven Sam, pero resulta que va a ser el último. Intentando revivir su último día durante un tiempo, Sam intentará desentrañar el misterio alrededor de su muerte… y descubrir todo lo que está en peligro de perder.
Historia que nos recordará desde el comienzo al clásico fantástico “Hechizo del Tiempo” (Groundhog Day – 1993) en cuanto a la base del relato; esa constante repetición de un día en la vida del personaje, que por sí mismo deberá descubrir cuál es el fin de ese extraño encantamiento. Solo hasta ahí, porque si Bill Murray lo encaraba con un delirante paso de comedia, aquí, en Before I Fall, se hace con un dejo de melancolía. Como una otoñal elegía al sentido de la vida, puesto en la piel de una adolescente. Una que Zoey Deutch, como Samantha, realiza con una exquisita performance. Una niña consentida y distante, popular y de un corazón que parece haberlo olvidado. Es un drama para jóvenes y adolescentes que logra dejar un mensaje sincero y sentido sobre nuestros actos, por cómo resolvemos los conflictos y de lo que somos capaces de realizar cuando entendemos que poseemos la oportunidad de enmendarlos. Allí dentro están ellos, los problemas que toda juventud padece, el bullying se apropia de populares y demases, pero hay algo interesante en todo ello; los que fueron víctimas se descubren hacedores, quienes son perseguidos fueron alguna vez amigos. Lejos de la fría división que crearon 13 Reasons Why (2017) aquí la historia es que la crueldad ha estado en nosotros desde que éramos los vilipendiados, más amargo aún, porque se ve que nada se aprende hasta que es demasiado tarde.
Tema recurrente de la pantalla grande: esa chance de poder, con perspectiva, resolver lo que estropeamos al elegir en la intensidad del momento. Tal vez, porque todo está dicho, es cómo lo hacen lo interesante del film, que se sostiene a base de una cuidada producción, que eligió ese azul invierno como filtro, invierno de final y promesa de futura primavera. Michael Fimognari, en la dirección de fotografía, logra esa sensación que no abandona a los espectadores en ningún momento. Los pasillos de la secundaría, las calles, todo se inunda de un crepúsculo. Samantha lidiará con su destino en un repetido día, comprenderá que no es cómo lo termina, aunque sea de la manera más trágica, si no de qué manera llega a él. Todos saben cómo ha de terminar la vida, lo interesante es de qué forma llegaremos a ese final.
En definitiva una historia que captará el interés de los adolescentes y jóvenes, pequeña, nostálgica pero no carente de emoción.