A través de PCI Puentes de Cine, llega Silvia, ópera prima de María Silvia Esteve. El documental consiguió ser el más distinguido del séptimo Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires.
Mediante la recopilación de VHS caseros, María Silvia Esteve busca reconstruir, junto a sus dos hermanas, la vida de su madre, Silvia. Lo que en un comienzo parece ser una historia de amor y felicidad, termina convirtiéndose en un trágico relato sobre la violencia, el abandono y los demonios internos. A través de la voz en off, las hermanas no sólo nos abren las puertas a su familia sino que, también, a las de sus propios fantasmas.
El documental no es sólo la historia de Silvia en sí, sino también la relación que la directora tenía con su madre. María Silvia Esteve hace un viaje introspectivo, donde se anima a atravesar todo tipo de emociones con el fin de comprender a su madre y las elecciones que ésta tomó. Es un relato íntimo, en donde la realizadora hace catarsis y dice todo aquello que no le pudo decir en vida a su progenitora.
También es un documental que refleja la violencia machista al que eran (son) sometidas las mujeres. Evidencia además cómo las denuncias ante esto eran invisibilizadas e invalidadas. No importa qué tanto haya pedido ayuda Silvia, qué tanto haya contado a viva voz los maltratos constantes a los que era sometida por parte de Carlos, ella era la loca para los ojos de todos los demás, incluso para los de su propia familia.
Si bien Silvia es un trabajo completamente introspectivo por parte de la realizadora, el documental nos invita a hacer una reflexión interna sobre la relación con nuestra madre y nos hace cuestionarnos: ¿qué cosas encontraríamos en VHS caseros de nuestras familias?, ¿cómo se vería reflejada nuestra madre en ellos?, ¿qué tan real sería lo que muestran esas cintas? Es así que, si bien este documental es un trabajo meramente personal y ajeno al espectador, es (casi) imposible no sentir empatía por los sentimientos por los que atraviesa la directora.
Silvia es un retrato completamente personal, por lo cual, por momentos, se siente demasiado ajeno para el espectador. Sin embargo, los enojos, miedos y lamentos de María Silvia Esteve impactan de tal manera que es difícil no sentir empatía por ella (y por ende sentirnos más cercanos a su historia).