Una temática de estos días
La película es una adaptación de una novela del guionista Martin Prinz y en ella se conjugan dos aspectos muy interesantes: la necesidad de correr, escapar y la adrenalina que implica el desafío de robar un banco.
Poner en riesgo la vida, para cerciorarse de que está vivo, es lo que propone este protagonista parco en palabras, en gestos y con una mirada siempre hacia sí mismo.
Ese hombre que purgó la cárcel, corre sin parar y se anota en maratones, como todo deportista aspira al mayor trofeo, para una vez obtenido volver a empezar. Lo que se propone este Johann Rettenberger, que existió en la vida real, es no dejar nunca de correr y tampoco de robar bancos.
El correr para él quizás tenga el significado de buscar, o aspirar a encontrar algo que le falta. El robar a su vez lo ubica en una zona de peligro constante, la que más tarde se verá matizada con el encuentro de una mujer, de la que en apariencia se enamora, o por ahí sólo se trata de constatar su propia piel, con la de otra persona, también para saber que se existe, que se está vivo.
MATICES
"Sin escape" es un filme que abre muchísimos matices de interpretación en el aspecto psicológico, en lo social, pero en definitiva, lo interesante de esta historia es que desprende un cierto misterio, en el que el espectador tal vez se sienta identificado en alguno de sus aspectos.
Hay algo de lo que no se habla en este protagonista y hay una meta a cumplir, que tal vez para Johann tampoco está demasiado clara. Pero el ser testigo, como público, de esa búsqueda, invita a reflexionar sobre las conductas sociales, las que a veces convierten la existencia en algo arbitrariamente monótono.
Con un armónico equilibrio narrativo, es un brillante estudio sobre una parte del comportamiento humano, con un actor -Andreas Lust- tan inexpresivo, como admirable.