Una dosis de creatividad
El cursor latiendo sobre la página en blanco es una imagen que se repite sólo en los primeros minutos de Sin límites (Limitless, 2011), un thriller cuyo argumento está basado en los misterios del cerebro humano, y que consigue ser aún más intrigante cuando su protagonista tiene la posibilidad de utilizar el 100% de dicho órgano, logrando que su creatividad alcance su punto máximo.
Cuando Eddie Morra (Bradley Cooper) finalmente consigue un contrato para escribir su primer libro, se encuentra bloqueado pasando meses sin lograr escribir una palabra. En aquel momento de desesperación se encuentra con su ex cuñado, que le ofrece la NZT, una droga para terminar con sus problemas de inventiva. Esa pequeña pastilla permite al consumidor usar el total de su órgano pensante, y así recordar todo aquello que alguna vez vio, leyó o escuchó. Pero aquella dosis diaria que le permite a Eddie ser brillante, comenzará a ser un problema cuando comiencen a manifestarse sus efectos secundarios.
Las consecuencias de la novedosa pastilla las refleja perfectamente el aspecto del protagonista. En las escenas en las que no se encuentra bajo los efectos del alucinógeno, Eddie aparece despeinado, con el pelo largo y la ropa desprolija. Luego, aparece vistiendo traje y corbata, con el pelo corto y prolijo, hablando en múltiples idiomas y opinando como un experto sobre todos los temas. Claro, es el NZT el que habla. Y es este Eddie renovado, que decide dejar la escritura y dedicarse a las finanzas para ganar dinero, lo que despierta el interés de un poderoso empresario, Carl Von Loon, papel que le queda chico a Robert De Niro, ya que aparece sólo unos minutos en pantalla.
El director Neil Burger utilizó como guión el libro de Alan Glynn cuyo argumento, basado en la pequeña pastilla que convierte a sus consumidores en genios, aparece bien presente en el comienzo del film para luego irse esfumando a medida que avanza la película. Ya sobre el final, tienen más importancia las persecuciones y posteriores peleas a las que tiene que enfrentarse el personaje de Cooper, que los efectos de la poderosa NZT.
Otro aspecto que no puede pasarse por alto, son los efectos e imágenes que se proyectan en la pantalla, ilustrando cómo ve el mundo Eddie cuando está bajo los efectos de la píldora, perfectamente acompañados por la música de fondo.
El resultado es un film atrapante, al que sólo se le puede objetar el no haber exprimido hasta el final su premisa, para mostrar un poco más la nueva vida de Eddie una vez que comienza a consumir la droga. Sin duda, una vida que no acepta límites.