(Anexo de crítica) El cine argentino se va animando poco a poco a meterse en diferentes géneros, y el de terror últimamente viene siendo uno de los preferidos a la hora de explorar qué se puede hacer con la cámara. Y es en este caso que David Sofía dirige la primera película argentina que se puede encasillar dentro del subgénero found footage, aquel que se dio a conocer con la película “El Proyecto Blair Witch”.
“Sin Señal” es un falso documental sobre un rodaje de otro documental, en una misteriosa isla a la que se llega con un interés antropológico pero luego se quedan por algo más. Porque empiezan a pasar cosas raras a la que de a poco ya no le van encontrando explicación posible. El objetivo principal: nunca apagar la cámara, seguir filmando pase lo que pase.
A partir de una simple premisa, la llegada de un grupo de personas a un lugar aparentemente maldito, es que la película desarrolla diferentes climas entre el suspenso y el terror que juegan con las emociones de sus protagonistas y, claro, de su espectador. El film logra expresar una buena dosis de tensión, que mantienen a uno alerta, y el juego entre ficción y realidad funciona hasta su final.
Si bien este subgénero está hoy en día explotado hasta el hartazgo (especialmente en Estados Unidos) para nuestro país esta película termina siendo una bocanada de aire fresco, algo distinto. Sin sorprender demasiado, no deja de ser original para nuestra industria y aunque sus ideas y recursos sean muy básicos dentro del found footage (al ser siempre un punto de vista subjetivo hay mucho fuera de campo, movimientos de cámara bruscos y encuadres extraños que simulan ser improvisados), éstos están muy bien manejados y logran su eficacia.
Hay un conocimiento del formato que está muy bien aplicado. Resumiendo, “Sin Señal” es una experiencia imprescindible para los fanáticos del género. No es un film excelente, pues además de, como señalé antes, optar por recursos muy típicos de este subgénero es verdad también que la resolución no está a la altura del resto del film.
Aunque los créditos finales se merecen mención aparte, no sólo porque nos relatan casi una nueva historia, sino que el modo en que está representado, especialmente desde lo visual, es muy bello.