Escritor en busca de un nuevo best seller alquila casa en donde se cometió un cuádruple homicidio. Su familia no sabe la verdad y no sospecha que este será el comienzo de su perdición. Una caja con proyector de súper 8 y material fílmico aparece en el altillo y el escritor verá una a una las cintas en donde quedaron inmortalizados los crímenes de este asesino en serie. La realidad, las pesadillas y la ficción comenzarán a mezclarse. Cuando a la ecuación se sumen fenómenos naturales, posesiones y demonios milenarios, la creación del libro quedará de lado y todo se tratará de continuar con vida.
Dentro del estilo de historias que basan parte de su argumento en material de filmación hallado “por casualidad”, Sinister lejos está de ser una excelente película pero fácilmente se recorta por encima del resto de las propuestas del género estrenadas a lo largo de este año. No abundarán las ideas nuevas, pero allí está Ethan Hawke para dar convicción y solidez a su escritor desesperado por las mieles del éxito.
Algunos efectos visuales, en especial los relacionados con el demonio, no estuvieron bien resueltos del todo. A pesar de ello, la revelación final y una conclusión acorde con la realidad y no con el “vivieron felices para siempre” salvan en parte a la película.