LA MÁQUINA DE HACER SINSAJOS
La reciente tendencia de los ambiciosos estudios de Hollywood es la la moda de estirar en “partes” libros convertidos en franquicias. De “Crepúsculo” a “Harry Potter” pasando por la terrible “El Hobbit”, los fans han encontrado a sus héroes literarios estirados a la fuerza para cobrarles dos tickets en vez de uno. Ahora es el turno de “Los Juegos del Hambre”.
Después de dos efectivas películas “Los Juegos del Hambre” (2012) y “En Llamas” (2013), la primera parte de “Sinsajo” (2014) resultó tediosa. La diversión perversa de los juegos estaba ausente y el material de origen muestra sus grietas cuando se lo expande más allá de lo necesario.
Las consecuencias, por desgracia, todavía se sienten en “Sinsajo – Parte 2” (2015), a pesar de una notable mejora en las escenas de acción. El ritmo, que había sido controlado y preciso en las dos primeras películas, ahora es desparejo, el film empieza dolorosamente despacio, y luego corre a contra reloj cuando realmente importa.
Después de los acontecimientos -o más bien la falta de acontecimientos- de la primera parte, encontramos al “Che” del futuro distópico Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence siempre creíble) incómoda dentro de la resistencia, un elemento que prepara al espectador para la “sorpresa” de la confrontación final.
Coin (Julianne Moore en modo cheque con muchos ceros) presiona tácticas que se olvidan de los derechos humanos de los civiles mientras empuja a Katniss hacia el frente de batalla junto a un grupo variopinto de soldados, en medio de una guerra llena de trampas “caza-bobos”. El camino hacia la potencial paz, implica que Katniss asesine al hombre responsable, Snow –Donald Sutherland con barba peinada- incluso si eso significa inmolarse.
Las escenas de acción bien coreografiadas por Francis Lawrence regresan la emoción y conducen al film hacia un final esperado e inevitablemente sentido.
Lo que la película también hace muy bien es enfrentar la realidad de la muerte de una manera que otros tanques de la taquilla a menudo le esquivan. Hay una brutalidad a paso ligero, que el guión muestra en los efectos a largo plazo de los jóvenes marcados por la guerra. Y merece puntos extras por abordar temas “grandes” para un público adolescente que por lo general en otros films le escapan a la reflexión.
El poder necesita símbolos, ya sea para la liberación como para la opresión, en ese sentido Coin y Snow son lo mismo. Y Katniss un peón que pudo volar. Un final digno para la saga y su protagonista.