Las películas de invasiones extraterrestres nunca pasan de moda. Ya está viniendo una nueva camada de estos film, y el primero en llegar es Skyline: La Invasión.
Jarrod (Eric Balfour) y Elaine (Scottie Thompson) su novia, visitan a Terry (Donald Faison) en su lujoso departamento en Los Ángeles. Luego de una noche de festejos y locura, despiertan en medio de un inusual episodio: varias líneas de luz surgen del cielo, provocando un efecto de hipnosis en las personas para luego absorberlas. Los culpables: criaturas de otro planeta que vienen a buscar seres humanos para fines muy oscuros y desagradables. Los protagonistas deberán sobrevivir en medio de un contexto bélico con los alienígenas.
La película está contada desde el punto de vista de estos personajes, y trata de hacer hincapié en la tensión entre ellos. Sin embargo, son opacados por las naves espaciales, los monstruos gigantescos similares al de Cloverfield, las batallas propias de Día de la Independencia y la mencionada luz que cautiva a los humanos (y hasta puede dotarlos de extrañas capacidades).
También se hace evidente la influencia de Sector 9, principalmente por el uso de cámara en mano para lograr realismo. Sin dudas, la genial creación de Neil Blomkamp pesará en las películas con ET’s que se estrenen en los próximos años.
Siendo veteranos en el rubro de efectos especiales, los hermanos Greg y Colin Strause venían de debutar como directores en la entretenida aunque olvidable Alien Vs. Depredador 2. En Skyline reinciden con los extraterrestres, pero esta vez se trata de un proyecto más personal. Proyecto que les podría constar más caro que el presupuesto destinado a filmar la película. En 2009, los Strause estuvieron a cargo de los FX de otra epopeya sobre un ataque intergaláctico: Battle: Los Ángeles, que se estrenará en marzo. Al parecer, los hermanitos tomaron más de una idea para su segundo opus.
Skyline no deja de ser un film pequeño, es verdad, pero su ritmo frenético y el sabor a película clase B lo vuelven un pasatiempo muy digno. Además, nos enseña que si un día despertamos y hay unas lindas lucecitas provenientes del cielo, mejor salir de allí.