Tierna, audaz, sensible y respetuosa de sus orígenes, “Snoopy & Charlie Brown: Peanuts, la película” indaga en el universo infantil de una manera única. Lejos de las excentricidades del “nuevo cine de animación”, los colores psicodélicos y la hipocresía de los mensajes, este filme dirigido por Steve Martino (“La era de hielo 4”) protagonizado por los personajes de Charles Schulz, es un flashback a otra época. Con dibujos de trazos simples y una historia signada por inocencia infinita, Charlie y Snoopy relatan una pequeña pero gigantesca historia: la de un niño que sufre de bullying condenado al fracaso que intenta superarse a sí mismo y su amigo fiel, que intenta escribir su propia historia de amor. Los escenarios son variados: el vecindario, la escuela, el parque y un hermoso paisaje montañoso le dan el encuadre adecuado a este relato enternecedor. Lo más interesante de este relato es la construcción del universo infantil en el que sólo se escuchan las voces de los niños y los grandes no se ven y sus palabras se escuchan como un balbuceo inentendible. Mientras que el grupo de amiguitos recrean la crueldad y los desafíos de la etapa escolar. Y para los adultos deseosos de ver estos personajes en la pantalla grande por primera vez, después de haberlos disfrutado en la tira cómica, se van a encontrar con elementos significativos como el libro “Guerra y paz”, de León Tolstói, las referencias a la música de Beethoven y la llamativa ausencia de dispositivos tecnológicos como celulares y computadoras. Acá reina la máquina de escribir, las cartas a mano y los bailes de la escuela. Larga vida a este can que se adueñó de millones de corazones en todo el mundo.