La bruja Cachavacha quiere destronar a Soledad, a quien envidia por su voz, y su misión es juntarse con los villanos para opacar su éxito. Ese es el argumento de "Soledad y Larguirucho", una película que atrasa varias décadas, y que tiene el objetivo de entretener con muy pocas ideas. La convivencia de personajes reales con dibujitos animados, algo ya visto muchas veces en la pantalla grande, no causa efecto. Pero es mucho peor aún la participación vacía de caras conocidas, como es el caso de Carlos Balá, Guillermo Andino, Chaqueño Palavecino, Natalia Pastorutti, Pablo Codevilla y hasta Diego Capusotto. Como si fuera poco, el filme tiene una veta turística a partir de la producción de San Luis Cine, al mostrar imágenes de la provincia totalmente fuera de contexto. García Ferré sigue explotando la nostalgia con sus creaciones. Pero si sigue así corre el riesgo de jugar con fuego.