Ningún personaje llama tanto la atención como un payaso. Sea en circos, fiestas u otros eventos, con sus rostros pintados, sus narices rojas y sus grandes sonrisas, nunca dejan de cautivar al público, ya sean niños o adultos desprejuiciados, de todas partes del mundo.
Estaba faltando una película que registrara desde adentro el fascinante universo de estos alegradores de momentos. Una película que por fin llegó.
Sólo para Payasos nos permite conocer su vida íntima, el detrás del maquillaje. Sus metodologías de trabajo, sus pensamientos, sus anhelos. También repasa sus orígenes, desde las tribus aborígenes, pasando por la antigua Grecia y los tiempos de La Comedia del Arte, y hace una distinción de las distintas clases (por ejemplo, clown no es sinónimo de payaso, como se podría pensar, sino una de las tantas vertientes). Pocas veces vimos a estos auténticos trabajadores en su vida privada y reflexionando sobre su rol en la sociedad, sobre todo en épocas nefastas, como la dictadura militar. Además, se centra en los veteranos y en las nuevas generaciones.