Un elenco multiestelar e internacional conforma la galería de personajes que desfilan a través de la historia de Sólo se vive una vez. Dirigida por Federico Cueva, es una película de acción y comedia que por sobre todas las cosas cuenta con un notable presupuesto que no pretenden ocultar.
En Sólo se vive una vez, un delincuente de poca monta y humildes orígenes termina como blanco de un poderoso mafioso al cual frustra sus planes y le roba un documento importante del cual se había apoderado a las fuerzas. Es Peter Lanzani el protagonista y Gerard Depardieu el principal antagonista, aunque como todo en esta película, hay muchos, siendo otros los españoles Santiago Segura y Hugo Silva.
En el medio, cualquier excusa es buena para largos tiroteos, andadas por los techos de los edificios y autos o camiones que exploten con suma facilidad. Hay un intento además de generar humor a través de chistes que van desde lo sexual a lo religioso, aprovechando el tema judío cuando su protagonista no encuentra mejor opción que hacerse pasar por uno de ellos para esconderse.
Sin muchas ideas, sin muchos gags efectivos, con un elenco llamativo desde el vamos donde aprovecha algunos rostros conocidos y desaprovecha otros tantos, es que Sólo se vive una vez no termina resultando más que un rejunte de elementos que vimos en muchas películas, aunque es cierto no tantas dentro del terreno nacional.
Hay una clara intención de homenajear el cine de acción de algunas décadas pasadas, pero todo termina resultando desprolijo y forzado. Nunca interesa por qué se quiere y necesita tanto ese documento, por ejemplo, bueno sí, sabemos por sobre la superficie que podría generar un importante cambio para la industria de la carne. En cambio, es más divertido escuchar a Gerard Depardieu puteando en español o viéndolo tomar mate.
Es que si bien interpreta a un francés, es un francés muy argentinizado que incluso utiliza el fútbol para demostrar su punto en una conversación. Santiago Segura y Hugo Silva apelan por lo estrambótico y exagerado. Luis Brandoni aporta algo de cordura y tranquilidad. María Eugenia “la China” Suárez tiene su imprescindible participación como femme fatale, y Darío Lopilato como el principal comic relief.
Lanzani se desenvuelve en general bien, e incluso se permite cerca de los créditos interpretar a Kiss, pero está lejos de las sorpresas que su talento actoral generó en varios productos de los últimos años.
Sólo se vive una vez presenta una extensa galería de personajes aunque pocos logra desarrollarlos con el éxito. El humor al que apela constantemente –los gags se dan sin respiro- funcionan a medias. La acción toma protagonismo principal pero sin los otros sostenes esas escenas se tornan reiterativas. Un film pasatista y no mucho más y vale por incursionar en un género poco explotado.