Amor en un ambiente hostil
Shoplifters, la nueva película del aclamado director japonés Hirokazu Kore Eda, llega a las salas porteñas, luego de ser presentada el pasado diciembre en la Semana de Cannes del cine Gaumont. El film cuenta con el pergamino de ser el ganador de la Palma de Oro del prestigioso festival francés en 2018.
En muy pocos minutos la película logra setear al espectador: una familia aparentemente ensamblada, de mal pasar económico, junta dinero y recursos para sobrevivir mediante el robo en tiendas. Osamu (Lily Franky) y su hijo Shota (Kairi Jo), muestran una pericia casi profesional para el hurto. Nadie los detecta y logran llevarse a su casa la mercadería justa para poder comer. Volviendo de una de sus salidas delictivas se encuentran con Juri (Miyu Sasaki), una niña de 5 años que estaba sola bajo la lluvia, a quien adoptan.
Durante el primer acto vamos descubriendo que todos los integrantes del grupo familiar tienen una historia adversa, a la que enfrentan día a día, sobre todo, los hijos. Y poco a poco, lo que parecía ser una película de drama familiar, comienza a virar hacia el subgénero del coming of age, el cual tiene como protagonista a los más chicos, en tres etapas distintas de la vida de una persona.
La virtud de Kore Eda para contar este drama termina siendo que, llegando al final del film, donde este explica muchas cosas que venía preparado de manera muy poco explicita, el espectador conoce todo de cada uno de los personajes y logra anticipar como va a actuar cada uno de los personajes ante la resolución del conflicto. Se narra y se describe a los mismos de manera tan brillante que en el tercer acto el climax decanta solo.
El guion, escrito por el mismo director, también destaca en muchos aspectos. Durante todo el metraje hay muchas escenas muy importantes que no precisan de diálogos, y se entienden perfectamente solo con acciones. Y no se hace abuso de este recurso tampoco. El montaje, muy preciso y también a cargo de Kore Eda, logra que esta historia pueda ser contada solo en dos horas, lo cual posiblemente le hubiera llevado mucho tiempo más a cualquier otro cineasta.
Finalmente, el film logra dejar una sensación de melancolía y de autobiografía, como que está narrada por alguien que estuvo ahí. Pero tal vez lo más llamativo es que, bajo ese manto de misterio que encumbra toda la película, la trama que destapa no diluye esa sensación de drama sobre la vida de las personas que finalmente es Shoplifters.