Hay un balance delicado entre naturalidad y espectacularidad en Spider-Man: de regreso a casa, la película de Jon Watts (El Payaso del Mal, Cop Car) mezcla el arsenal de tecnología acostumbrada en estas producciones con algunos tropos del viejo entretenimiento familiar. Y no trata de disimular ninguna de ambas.
La trama pone al frente y al centro la actuación de Tom Holland como Peter Parker. La curva de aprendizaje del superhéroe y su locación (New York City), hace que la película parezca más real que una en la que un ejército interminable de alienígenas está atacando a la Tierra.
Adrian Toomes (Michael Keaton) y su equipo, limpian los restos terrenales y (y extraterrenales) de las batallas de los Avengers. Cuando el equipo de Tony Stark se hace cargo poniendo a Toomes fuera del negocio empieza el pequeño conflicto del film.
Años más tarde Toomes está vendiendo armas alienígenas en el mercado negro, bajo el disfraz de Birdman Buitre. Un hombre de clase obrera que lucha contra la élite, lo que en su mente justifica la criminalidad y tiene argumentos, ¿acaso Tony Stark no vendía armas antes?
El villano de la película, no quiere gobernar el mundo: él sólo está buscando dinero fácil para su familia. El problema es que está dispuesto a sacrificar vidas inocentes para lograr ese objetivo, empezando por la de Peter.
La película hace un retrato de la agonía que todos los estudiantes de secundaria pasan a medida que tratan de encontrar su lugar en el mundo. Los paralelos con “El club de los cinco” (1985) son bastante obvios. Pero el dilema de Peter no es tan complicado como los de aquel film.
El subtítulo de la película promete más de lo ofrece, “Homecoming” (el tradicional baile de otoño en las escuelas secundarias estadounidenses) es otro guiño al género que John Hughes llevó al paroxismo.
En todas las entrevistas Watts no hizo más que subrayar su “homenaje”, pero a la película no le alcanza con situarse en una escuela secundaria, tener un baile, llenar la pantalla de estereotipos adolescentes y hasta tener una escena que remite directamente a Ferris Bueller’s Day Off (1986).
Homecoming no se aproxima al entendimiento de Hughes del dolor de ser un adolescente norteamericano. El héroe está por encima de todo y Spider-Man De Regreso a Casa apenas se anima a cambiar por un rato el universo de Marvel por el vecindario.