INFANCIA RESTAURADA
Treinta años después del final de la trilogía original todo vuelve a la normalidad en la galaxia. En el medio, tres precuelas, una peor que la otra (La Amenaza Fantasma 1999, El Ataque de los Clones, 2002 y La Venganza de los Sith 2005) cortesía de George Lucas, a quién le debemos toda la maravilla del universo que creó, pero que con esa nueva trilogía puso a los fans en insurgencia.
Bastaron apenas 4 billones de dólares para que Lucas venda los derechos de toda su creación a Disney que rápidamente comenzó a sondear productores, asi llegó Katheleen Kennedy, de la mano de Spielberg que se negó a dirigir el film pero convenció a JJ Abrams a hacerlo, lo cual inició automáticamente un buzz positivo entre los fans. J.J. venía de revitalizar las franquicias de Mission:Impossible y Star Trek.
El despertar de la fuerza, es un gran film no sólo en producción. Abrams resuelve el código que el propio creador de la saga no pudo y lo hace con armas genuinas como algunos de los efectos “prácticos” del filme. Construcción de personajes y sentido de propósito.
Toda la cautela y dudas que generaba en los fans este episodio VII son respondidas: ¿Valió la pena volver a ver a los personajes originales de la saga? Si. Son el corazón del film y los generadores de guiños. Imprescindible. ¿Puede Star Wars finalmente tener un personaje femenino fuerte? Si. Rey es la estrella del film y se deja bien claro que nunca es la “damisela en apuros”. Inspiración para las nuevas generaciones. Un filme de Star Wars que pasa el test de Bechdel. Impensado. ¿Los efectos? Perfecto balance entre animatronics, maquillaje y CGI. El diseño de los personajes nuevos homenajea y agiganta el universo. ¿Y los viejos? Nunca se vio un Gral. Ackbar tan bello. ¿Y la historia? Simple pero efectiva, sabemos adonde va pero mucho no importa al ser el viaje tan disfrutable. ¿Entonces es “fan service”? Si y no, abraza el pasado para setear el futuro de la nueva trilogía, es todo lo que queríamos, pero con mejoras.
“El despertar de la fuerza” funciona en todos los aspectos, guión, humor, actuaciones, efectos, respeto por el pasado y visión de futuro, nadie saldrá decepcionado -incluidos los niños de hoy- y los niños de ayer disimuladamente regresarán a un lugar que nunca abandonamos: casa.