Vivitos y coleando
La película que inaugura una nueva trilogía galáctica llega con nuevo director y un elenco que toma la posta de los legendarios actores. Y lo hace muy bien.
Y llegó el ansiado día en que, tras diez años, un nuevo filme de Star Wars ve la luz ante los fanáticos y lo hace un día antes que en su país de origen, nada más y nada menos.
El Despertar de la Fuerza llega con varios objetivos a cumplir y el primero de ellos es el pase de posta entre la histórica distribuidora 20th Century Fox y Disney, la nueva dueña de Lucasfilm. Es clásico para cualquier fan esperar a escuchar la clásica fanfarria antes del "Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana..." pero el estudio del ratoncito tomó cartas en el asunto para que la cosa se solucione de manera salomónica.
El siguiente punto para el director J.J. Abrams era conseguir un elenco de actores que le hiciera justicia y lograr tomar la posta que todavía llevan con dignidad Mark Hamill, Harrison Ford y Carrie Fisher y la verdad es que, como buen conocedor de intérpretes, el casting fue más que correcto y tanto John Boyega como Daisy Riley construyen a Finn y a Rey, que logran una fuerte química en pantalla y se desenvuelven más que bien con el resto.
También hay que llenar el "hueco" que dejaron villanos clásicos como el Emperador y Darth Vader y al respecto, se podría decir que ahí la cosa no llega al cien por ciento con cuatro "malos" que no terminan de convencer pero que tampoco están mal.
Por demás, el director se encargó de construir un film de Star Wars clásico en el que no faltan las secuencias de acción, el humor (a veces en mayor proporción de lo que sería deseable) y la intriga. Y aunque hay una importantísima revelación en los primeros 50 minutos, todavía quedan muchas incógnitas por revelar en los próximos episodios.
La historia en esta entrega cuenta que la Resistencia (el brazo armado de la Nueva República reestablecida tras la caída del Imperio) está en la busca del paradero del maestro Jedi Luke Skywalker, que desapareció hace varios años tras una mala experiencia entrenando a una nueva generación de caballeros Jedi.
Pero los miembros de la Resistencia no son los únicos que buscan a Skywalker ya que la Primera Orden, los herederos del Imperio que responden a un misterioso líder llamado Snoke, también quieren dar con su paradero para ponerle fin a su vida y despejar el camino hacia el ascenso del poder en la galaxia.
Es una de estas incursiones bélicas en la que un soldado de asalto llamado Finn decide desertar y escapar de su nave con la ayuda de un piloto prisionero llamado Poe Dameron que le cuenta que ha encontrado una importante pista para dar con Skywalker.
De ahí en más el ex soldado unirá fuerzas con una chatarrera llamada Rey y juntos intentarán hacer llegar al androide BB8 hasta la base de la Resistencia con la ayuda de un viejo contrabandista llamado Han Solo y su compañero Chewbacca, mientras los villanos les pisan los talones.
Pero la verdadera experiencia de ver este nuevo episodio, para los fans maduros es ver cómo se reciclan los mejores elementos de la historia original de George Lucas (un héroe que surge de un planeta desértico junto a un androide, un villano que busca destruir a los caballeros Jedi por completo, un arma interplanetaria de gran poder destructivo) y se construye un nuevo relato que le permite incluso a los iniciados en la saga comenzar a ver desde este episodio VII en adelante.
El regreso de los actores originales es, quizá el tractivo más grande de este filme y el director lo sabe explotar con plenitud ya que los mismos cuentan con un gran protagonismo y minutos en pantalla.
La fotografía y los efectos especiales complementan un panorama que pinta muy bien, con planos que emulan (y gracias al avance de las tecnologías, superan) a las realizadas hasta el momento y una gran variedad de personajes interpretados por humanos pero con retoque digitales como los que el realizador ya supo desarrollar en las dos películas de Viaje a las Estrellas (Star Trek) que estrenó en 2009 y 2013 respectivamente. Mención aparte para las batallas espaciales entre los cazas de combate de la Resistencia y la Primera Orden, trepidantes y espectaculares al nivel de las que se desarrollan en los videojuegos de la franquicia.
Pero el mayor acierto de Abrams, fanático confeso de la trilogía original que se estrenó entre 1977 y 1983, es que conoce bien la esencia de la franquicia y no cae en los errores que –sin más intención que explicar el contexto- cometió George Lucas con la trilogía de "precuelas" que rompieron las taquillas entre 1999 y 2005.
Por ende, en este filme hay poco palabrerío político y mucha pero mucha acción filmada en escenarios naturales de Abu Dabi, Irlanda, Escocia, Islandia y en los inevitables estudios británicos de Pinewood -donde se grabaron las escenas de todos los episodios anteriores-, con la intención de recuperar el espíritu de esas tiempos.
Y el resultado no podía ser más logrado ya que, salvo los detalles antes mencionados, El Despertar de la Fuerza es LA película de Star Wars del siglo XXI, un producto muy bien logrado que si bien no logra desbancar a El Imperio Contraataca (esto a criterio del que escribe) como la mejor de todas las películas, sí se puede ubicar tranquilamente en el segundo o tercer puesto (a disputarse con el Episodio IV, "la historia lo dirá") de las siete películas estrenadas hasta ahora; y eso, señores, no es poca cosa. Por el momento, hay equilibrio en la Fuerza.