Una amistad inverosímil, pero aun así, simpática
Una adolescente de Los Angeles va comprando porqueriís en ventas de garage y encuentra un termo que compra como jarrón, a pesar de que la anciana que lo tiene en venta afirma que es un termo y no un jarrón, además de aclararle que "no hay devoluciones". Cuando la chica quiere poner flores en su flamante jarrón, encuentra que está lleno de rollitos de cien dólares, por un total de casi diez mil. Luego de ir a hacerse las uñas y comprarle una bonita correa a su perrita Starlet. la chica sufre un ataque de culpa y le toca la puerta a la anciana para intentar devolverle el dinero, pero la señora le da un portazo en la cara repitiendo "no hay devoluciones".
Esto bastaría para que la historia se ocupe solamente de cómo la chica se gasta esa pequeña fortuna con sus amigos drogadictos, pero como "Starlet" es una película de cine independiente, aquí lo que importa es la curiosa, por no decir totalmente inverosímil, relación entre una joven de la generación "ni ni" y una octogenaria sumamente antipática.
Ni Dree Hemingway última revelación entre los descendientes del autor de "El viejo y el mar"- ni la venerable Besedka Johnson actúan demasiado bien, pero a su favor se puede decir que cumplen con creces el physique du rol requerido. Por otro lado, la película, si bien es un poco lenta, está muy bien filmada y cada tanto tiene imágenes realmente atractivas, apoyadas por un sólido soundtrack hip hop.
Además, el film deja un gran consejo dicho por la anciana que, por supuesto, a medida que avanza el drama se va volviendo menos antipática: "Para llegar a mi edad, hay que desayunar muy pero muy bien y luego no comer nada hasta una ensalada en la cena".