J.J. Abrams, el cerebro detrás de Lost, el director de Misión Imposible 3 y de Star Trek, moría por hacer un film sobre sus épocas juveniles, cuando filmaba cortometrajes con amigos.Pero la idea no terminó de arrancar hasta que la juntó con otro concepto en el que venía trabajando: la teoría de que en el Área 51 ocultan secretos relacionados con extraterrestres.
En un proyecto con niños y alienígenas no podía faltar un experto en la materia: Steven Spielberg, quien ocupó el puesto de productor junto a Abrams y su socio Bryan Burk.
El resultado: Super 8. Una de las mejores películas del año.
Lillian, Ohio, 1979. Un grupo de amigos pretende aprovechar el verano para filmar una película de zombies usando una cámara Super 8. Cierta noche, escapan de sus casas para rodar cerca de las vías, cuando ocurre un impresionante accidente en el que descarrila un tren del Ejército de los Estados Unidos. Los niños sobreviven y juran no hablar de lo sucedido. Sin embargo, en el pueblo comienzan a ocurrir misteriosos cortes de energía eléctrica y desapariciones de animales y personas. Los chicos descubrirán que esos fenómenos están relacionados con un ser monstruoso que escapó de uno de los vagones. Una criatura que ni los militares parecen poder frenar.
La película funciona como un homenaje a los films de visitantes espaciales dirigidos por Spielberg: Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, E.T: El Extraterrestre y La Guerra de los Mundos. Las citas ya se notan desde el argumento, la ambientación de época, menores de edad en los papeles protagónicos... Además, la presencia de seres de otro mundo es una excusa para contar una historia intimista acerca de familias con problemas. Por un lado, Joe Lamb (Joel Courtney) acaba de perder a su madre en un accidente de trabajo, y su padre (Kyle Chandler), un oficial de policía, no sabe cómo hablarle. Por otro lado, Alice Dainard (Elle Fanning, hermana de Dakota, quien actuó en La Guerra...) debe soportar los ataques de su progenitor (Ron Eldard), justamente atormentado por tener responsabilidad en la muerte de la mujer. Por supuesto, los hombres no pueden ni verse. Si a esto le sumamos que Joe y Alice se enamoran, tenemos una especie de Romeo y Julieta en versión preadolescente.
La relación entre el grupo de amigos remite a Los Goonies (producida por Spielberg, alcoyana alcoyana) y a Cuenta Conmigo. Aquí, como en aquellos casos, los chicos se veían involucrados en aventuras que significaban la transición a la madurez. Sin dudas, la mejor del joven elenco es Elle Fanning, quien recientemente actúo en Somewhere, en un Rincón del Corazón, de Sofía Coppola. Su papel es uno de los más emotivos y dramáticos de la historia.
Ojo, que también hay persecuciones, explosiones (el descarrilamiento es terrible y pesadillezo) y un monstruo del que no conviene adelantar nada.
Al igual que Steven S., Abrams sabe mezclar drama, humor y ciencia-ficción, poniendo en primer plano, siempre, la historia y los personajes. Incluso los más secundarios tienen su encanto y su importancia en la trama, como el hippie que atiende el negocio de revelados de películas y trata de levantarse a la hermana del niño director.
Spielberg no es el único director que tiene su peso en la película: en el corto de zombies que quieren filmar los chicos hay un claro y simpático homenaje a los muertos vivos de George A. Romero, que ya desde esa época impactaban a generaciones de cineastas. Siguiendo con las alusiones, el personajes que conoce la naturaleza de la bestia y otros secretos militares, se apellida Woodward. Por esta cuestión paranoica, Abrams seguramente quiso referirse al periodista Bob Woodward, quien, junto a su colega Carl Bernstein, destapó el escándalo Watergate, en 1972.
La recreación de época es excelente. El director de fotografía de Larry Fong (habitual colaborador de Zack Snyder) le da a la imagen una estética de los largometrajes de fines de los ’70 y principios de los ’80. También ayuda el estupendo soundtrack, compuesto por hits de la talla de “Don’t Bring Me Down”, de Electric Light Orchestra y “My Sharona”, de The Knak.
Super 8 es lo mejor de Abrams en cine, un hermoso tributo a esas películas con la que muchos de nosotros nos criamos y también un gran film por sí mismo.
¡Y quédense durante los créditos finales!