Si había una película que estaba esperando con muchas ganas este año, era Super Mario Bros: La película. Incluso en algunos podcasts donde participo, la ubiqué entre mis cinco más esperadas. Por eso se pueden imaginar mi cara de decepción al salir del cine, pero no nos adelantemos, y veamos porque esta adaptación del clásico videojuego me dejó gusto a poco.
Esta vez la historia nos cuenta como los hermanos Luigi y Mario, se dedican a la fontanería. Un día explorando las cloacas de Brooklyn, se encuentran con una tubería que los teletransporta a un universo de fantasía, que está a punto de ser conquistado por el Rey Bowser, quien planea casarse (a la fuerza) con la Princesa Peach.
Bueno, anticipe que la película me ha gustado muy poco, y si, ese es el sentimiento que tengo tras varias horas de haberla visto. Y es que este nuevo proyecto de Ilumination en conjunto con Nintendo, se siente bastante vago y simplón. Si, se nota que apuntan a un público infantil en su mayoría, pero sin olvidarse de los más veteranos, plagando toda la historia de Super Mario Bros: La película con referencias al universo del fontanero.
El tema es que dentro de estos públicos a los que apunta, no tiene ningún toque de identidad más allá de la franquicia de videojuego que adapta. Capaz que si viniéramos de un mundo alterno donde Mario no existe, nos sorprenderíamos por lo colorida que es la cinta, o por todas estas criaturas antropomórficas que tienen una personalidad definida, y que interactúan bien entre sí. pero el problema es que ya conocemos todo eso, y aun teniendo esos elementos, Super Mario Bros: La película no destaca por sobre la media de proyectos animados.