Aventuras a la española
Nacido a partir de un cortometraje y con vida a través de las páginas del cómic, Tadeo Jones parece haber llegado para habitar en la pantalla grande: en este su primer largometraje -taquillero y premiado allá en España, de donde es originario- no sólo se logra una fluida adaptación del personaje al formato extendido, sino que además se evidencia un cariño por el cine de aventuras y por los viejos seriales, y por el entretenimiento sin mayores pretensiones. Es que esta producción animada en digital se reconoce deudora y heredera de la tradición de Indiana Jones, el arqueólogo más famoso de la historia del cine, pero el homenaje es a su esencia sin refugiarse en la copia. Ese, seguramente, sea su máximo triunfo: asumirse como un divertimento a partir de iconografía previamente pautada, pero construyendo algo nuevo en el camino.
Con el modelo Disney-Pixar un poco sobre la espalda -evidente en el uso de la banda sonora y en el trabajo sobre la secuencia de títulos y la de créditos-, Tadeo, el explorador perdido arranca con un prólogo preciso en el que conocemos lo básico del personaje: un niño sin padres y cuidado por su abuela, que tiene el sueño de convertirse en arqueólogo. De ahí vamos a una elipsis. Y luego, ya grande, nos encontramos con un Tadeo que es apenas un trabajador de la construcción, aunque no pierde el objetivo de ser un aventurero. El conflicto estará puesto, entonces, en ver cómo ese tipo termina haciendo lo que le gusta. La película es bastante simple en su planteo pero no hay que entender eso como algo básico, sino como un gesto de coherencia con el tipo de relato que se intenta establecer: la idea del director Enrique Gato es mezclar un poco de aquellos seriales de aventuras, con los personajes de Indiana Jones y Tintín recubriéndolos con el humor torpe y físico de los clásicos del cómic español.
Tadeo, el explorador perdido (extrañamente rebautizada aquí, cuando se trata de un film español) está construida a fuerza de chistes, de personajes bien ensamblados y empáticos (hay comics relief muy buenos como el loro mudo), y por si fuera poco con grandes escenas de acción, estupendamente pensadas y desarrolladas. En ese sentido, cumple con varios de los objetivo de lo que un buen film de aventuras debe ser. Sin embargo, por fuera de su preciso entretenimiento y su pericia técnica, hay que destacar la personalidad de una película que sabiéndose deudora de originales norteamericanos, nunca se achica y, por el contrario, exhibe con gracia sus propios aciertos. Sin ser una maravilla, es una pequeña lección de autonomía en un mercado como el del cine animado que está atosigado de muñequitos de moda.