Little Montonero, o lo que queda de éste
Raras formas suele presentar el cine argentino a la hora de intentar plasmar una idea concisa respecto a una situación que tranquilamente, y por los ánimos revanchistas que caracterizan a los años actuales de nuestro país, puede ayudar a caer en lo monotemático. Cuando claramente está a la vista el peligro de ensuciarse las manos con más de lo mismo, ahí está el "nuevo cine argentino" (ya fue eso, gente) siempre firme en su postura de desmantelar la realidad de una manera cruda o desinteresada (en el buen sentido de la palabra) para contarnos una historia, de nuestra historia. Sí, adivinaron, del último golpe de Estado.
Cuando entré a la sala para ver Te extraño, lo admito, no tenía ni idea de con qué me iba a encontrar. Estaba tan cansado por caminar del Abasto a Congreso que ni me percaté en leer la sinópsis. Sólo compré la entrada, y me senté con otros cuatro o cinco personajes de la siesta porteña para disfrutar, o padecer, lo que ante nosotros estaba por materializarse.
Y allí estaba la historia de Javier y su hermano Montonero (bah, los dos son Montoneritos) desaparecido en pleno inicio de la dictadura militar de 1976. Luego viene el exilio, y el letargo (demasiado extendido), las experiencias del crecimiento propias de un adolescente desentendido pero a la vez comprometido políticamente, el sentimiento de orfandad, los experimentos hormonales, y nada más.
Realmente cuesta encontrar algo profundo en un relato tan sencillo y tan fácil de digerir. Es simple, y sin ser cruel con la película de Fabián Hofman: una más sobre los desaparecidos.
La trama no se lleva bien con las imágenes, pero aún así hace lo que puede por llevar el hilo conductor para que el ritmo sea llevadero, aunque no hace falta agregar más a esas frases tan significativas, que bien pueden ilustrarnos las cualidades y las intenciones del film. La mirada de un sapo de otro pozo en medio de una lucha a la distancia, la propia contradicción ideológica que -ojo, cito del guión- "destruyó" la lucha montonera, el sentimiento de desarraigo contrastado por el amor circunstancial (lejos queda en el recuerdo y en la mutación del protagonista su debut sexual en un motel con su amigovia del colegio), y otros tantos matices de Te extraño que no hacen más que completar una pieza de rompecabezas para todas las edades.
No hay muchas lecturas a la vista, salvo algún que otro intento icónico por darnos a entender el indescifrable final (arruinado por el texto que reza la conclusión del autor de manera tan escolar), con el mar traicionero de la bellísima canción (si no me equivoco, la única de toda la cinta) que suena en las últimas secuencias.
Al igual que las peripecias de Javier, encarnado muy correctamente por el jóven Fermín Volcoff, la historia va pendulando en un dramático ir y venir que nunca termina por definirse, o por lo menos apunta a muy poco teniendo en cuenta el penoso final. Para que se entienda en resumidas cuentas, lo que se cuenta es interesante -y muy bien actuado, sobre todo por el prometedor Martin Slipak (que ya nos deleitó como el hijo de Julio Chavez en la serie Tratame bien), Luis Ziembrowski y Edda Díaz-, pero no hay nada por descubrir, no tiene nada para ofrecer. Es un cuento bien contado, muy bien rodado, y que llega al espectador, pero al salir de la sala (téngase en cuenta el tono geográfico que le estoy queriendo dar al artículo) el recuerdo ya no lo lleva de la mano. Te extraño no nos acompaña luego del visionado, se queda ahí, inmóvil.
La temática tan utilizada y explotada, las constantes referencias políticas, los acentos en las diferencias socio-culturales entre la Argentina de Videla y el México de López Portillo y Pacheco, y principalmente el aletargado ritmo, no ayudan mucho a un film que no tiene mucho para ofrecer a pesar de una muy buena realización, con todos los aspectos técnicos sin reproches algunos.
Quizás éste sea un claro ejemplo de que el cine argentino (a pesar de que una vez más es ayudado por otro país para asegurar la trascendencia) aún no encuentra los términos medios. Cuando tiene algo excelente para contar, lo desaprovecha con pobres aspectos técnicos; y cuando logra pulir esto último, no lo condimenta con algo agradable.
Sobre el tema que aborda ya se hicieron muchos otros films que tratan mejor la idea, pero si quieren, hay una bonita relación entre los hermanos, de fidelidad, compañerismo, y sobre todo amor, que vale la pena destacar entre el estancamiento de casi dos horas. Insisto en que basta con el plano final para describir lo que transmite Te extraño. También, la escena en que la tía de Javier entra a la habitación del triste muchachito y éste sólo está tendido en la cama mirando el techo, motivo por el cual la tía le dice "cuando encuentres una grieta en el techo, avísame Javi". Todo dicho.