Tomate un bondi. Crítica de “Te Pido Un Taxi” de Martín Armoya.InicioUncategorizedTomate un bondi. Crítica de “Te Pido Un Taxi” de Martín Armoya. 31 octubre, 2019 Bruno Calabrese Una comedia romántica sexista, solo para fanáticos de “Casi Ángeles” o “Rebelde Way” y productos de Cris Morena. Por Bruno Calabrese. La historia gira en torno a Rodrigo (Nicolás Riera), un joven editor de videos de una agencia de publicidad que por las noches sale a conquistar mujeres para solo pasar una noche de sexo y descartarlas al otro día. Por la tarde se junta con sus amigos, a jugar a la play y a fumar marihuana en casa de uno de ellos. Sus amigos son distintos a él, uno (el dueño de la casa), un nene de una mamá liberal, la cual se sienta a fumar marihuana con ellos. El otro, un joven que no tiene suerte con las mujeres y espera la llegada de una Celeste, supuestamente el amor de su vida. Dentro de ese micromundo que rodea a Rodrigo se encuentra su compañero de trabajo que se la pasa viendo vídeos de animales copulando y una asistente, quien aparentemente tuvo alguna historia con el protagonista. Rodrigo le huye al compromiso, es por eso que no pasa más de una noche con las mujeres. Pero todo cambia cuando llega Sol (Inés Palumbo) una nueva encargada de personal, quien lo seduce hasta terminar teniendo sexo en el departamento de ella. Hasta ahí todo normal, pero algo diferente pasa, quien le pide que se vaya porque tiene cosas que hacer es ella, con lo cual todo ese lugar de macho que copula y descarta que Rodrigo llevaba adelante cambia de manos. A partir de ahí, se vendrá una comedia romántica forzada, cuya premisa de divertir es lo que menos logra. Un compendio de situaciones inconexas, mal resueltas cuyo discurso sexista canchero se torna insoportable y anticuado. Un personaje principal cuyas reflexiones sobre el amor son huecas y sin sentido, que juega a ser un estilo Ryan Gosling en “Loco y Estúpido amor”, pero no llega a ser convincente ni seduce como lo puede llegar a hacer el actor hollywoodense,. La naturalización de ciertas acciones que lleva a cabo el joven resultan por lo menos polémicas. El cambia cuando una mujer le hace lo mismo que el le hace a ellas, pero su reacción es la de un acosador, con acciones como espiarla a través de las cámaras de seguridad del trabajo o haciendo vigilia en la puerta de la casa de ella para poder verla. Y encima, cuando la ve con otro hombre (las cosas estaban claras desde el principio, solo se verían si se encuentran de casualidad), cómo buen macho dominador se enoja, y ella se siente culpable. Una situación absurda y mal resuelta que lo pone al chico en el papel de víctima. Por momentos la película intenta ser una comedia romántica atípica al estilo ‘500 días con ella” (entendamos que está a años luz a de esa pequeña joya de Marc Webb) y reflexionar sobre las relaciones amorosas. Pero termina transformándose en una exacerbación de histeriquismo juvenil sin sentido, con escenas inconexas y mal actuadas (la pareja principal no despierta ni química). Los únicos personajes rescatable son el abuelo (aparece muy poco) y el joven fumon (Julian Larquier) que pasa sus días jugando a la play y nadie sabe a qué se dedica (a esta altura poco importa). Por otro lado, tiene algunas escenas que nadie entiende para que estuvieron si no tienen un papel importante en la trama, la del amigo de Tacho que parece gustarle mucho la madre de su amigo (Ana Celentano) es una de esas. Ni hablar de la escena final en el casamiento, cuando ambos se emborrachan. Poco creible, mal actuada, rozando lo absurdo, dejando la sensación de que quisieron cerrarla rápido y que mejor que una borrachera para hacerlo (los borrachos y los niños dicen la verdad). “Te pido un taxi” es una exacerbación del macho copulador que aburre, no causa gracia y para lo único que sirve es para que Nicolás Riera esté en pose para el goce histérico del público adolescente que lo idolatra. Puntaje: 30/100.
Puede pasar que al terminar de ver "Te pido un taxi", en el transcurso de la misma, se sientan como en el túnel del tiempo, destino los años '70. Por lo menos es el efecto que me causó, soy alguien que vio "La Carpa del Amor" o "Subí que te llevo"... Aquí se reedita la comedia pasatista con un elenco de la cantera de Cris Morena y otros programas juveniles, ahora un poco más creciditos y haciendo cosas aptas para mayores de 16. Entre ellos: Nico Riera, Inés Palombo, Cande Molfese, Agustín Sierra y Barbi Velez. La trama va de amor de una noche, solterón empedernido, compañeros de trabajo que se convierten en radio pasillo envidiando (los hombres) y hablando mal las mujeres de las correrías de Rodrigo (Nico Riera), de los amigos que más que acompañar amplifican los errores del jefe de la pandilla de los corazones solitarios. El giro contemporáneo será que la protagonista femenina, Sol (Inés Palombo) adoptará el modus operandi de Rodrigo que en sus citas despacha a quien enganche pidiéndole un taxi para que abandone su casa. Un día Sol y Rodrigo salen y el que será despedido será él, cambiándole totalmente el panorama y dejándolo mareado en cuanto a sus sentimientos, a su rol de macho alfa transnochado. A pesar de sus intentos por parecer simpática le falta ritmo, cae en lugares comunes y frases hechas. Acierta en ciertos momentos donde hay química entre el elenco pero decae en el desperdicio de situaciones que podrían salir de lo chato. El resultado: una peli para pasar el rato, que más que una propuesta cinematográfica podría haberse subido al escenario de verano de Mar del Plata o Carlos Paz, por la temática y los protagonistas. Resumiendo, una peli que habría corrido la suerte de las citas de Rodrigo o de Sol, le hubiéramos pedido un taxi.
A Rodrigo (Nico Riera) le gusta seducir. Está además muy seguro de sí mismo y se desenvuelve en ese juego con eficacia, armado de estrategias estudiadas que le salen con naturalidad. Pero no tiene un plan para más adelante o más bien su plan es que no haya un más adelante. Las conquistas de Rodrigo no duran más de una noche, y a la mañana siguiente lo único que le interesa es deshacerse de la chica seducida con quien no le interesa compartir ni el desayuno. Después de sacarlas de la cama con un ritual un poco irritante, las ahuyenta (más o menos) elegantemente, con estrategias también estudiadas, y con la idea de no volver a verlas. Modus operandi que repite de manera invariable, convencido de que el amor no existe y que lo único que importa es pasar a la siguiente conquista. Un personaje así es cantado que está esperando recibir tarde o temprano su merecido en forma de probar su propia medicina. Y esa medicina difícil de tragar le llega a través de Sol (Inés Palombo), casi un alma gemela de nuestro protagonista, con la misma visión acerca del amor e idéntico modus operandi. Rodrigo comete el peor de los errores: enamorarse, y a partir de ahí todas sus estrategias y por ende toda su construcción de vida se le viene abajo. Como si fuera víctima de un hechizo o una maldición, que es en realidad el cuestionamiento de sus certezas, empieza a fracasar en todo aquello en lo que antes triunfaba y sus estrategias de seducción fallan al punto del patetismo y el ridículo. El camino de nuestro ¿héroe? es uno de caída y posible redención. Rodrigo se convierte en un perdedor y por eso también en alguien vulnerable y por ende humano. La idea desplegada es conocida, tocar fondo para salir mejor. Y también para que los espectadores lo queramos un poco, porque es un personaje en principio bastante odioso, a quien sus compañeros de trabajo lo bautizan como el “garca”. Es así que la tarea de hacerlo empatizable va a necesitar algún refuerzo al de la simple cadena de humillaciones. Y esto viene por otro recurso conocido, el de explicar su carácter soberbio y comportamiento indiferente en un pasado fracaso amoroso, una relación que le pegó tan fuerte que lo dejó marcado y sin ganas de más. Por supuesto Te pido un taxi, primer largometraje de Martín Armoya, es una comedia y todo este camino tortuoso se muestra a través del tamiz del humor, donde el recurso habitual es el de colocar al protagonista en situaciones incómodas y/o ridículas, por lo general provocadas por él mismo, acompañado de un elenco de secundarios perfilados de manera bien precisa. Se trata de una comedia romántica de formato tradicional y casi de manual, que no inventa nada pero es liviana y amable. Una comedia que apuesta antes que por la risa violenta a la sonrisa cómplice y unas cuantas consigue. Mientras, sus personajes se hacen preguntas acerca del amor, aquellas de las que obviamente nadie tiene respuesta. TE PIDO UN TAXI Te pido un taxi. Argentina. 2019 Dirección: Martín Armoya. Elenco: Nico Riera, Inés Palombo, Agustín Sierra, Bárbara Vélez. Julián Larquier, Cande Molfese, Julieta Cayetina, Marcelo Sein, Ana Celentano. Guión: Andrés Alvarado, Federico Viescas. Fotografía: Mariano Suárez. Música: Pablo Salas. Montaje: Santiago Martí. Dirección de Arte: Catalina Oliva. Distribuye: 3C Films Group. Duración: 80 minutos.
“Amor en tiempos de descarte”. Crítica de “Te pido un taxi”I Con un elenco mayoritariamente sub-treinta surgido de las huestes de Cris Morena, esta comedia romántica plantea la temática de las relaciones amorosas en tiempos modernos. (Por Andrea Reyes) Martín Armoya es el director de esta comedia romántica que tiene como protagonistas a Inés Palombo y Nicolás Riera, y está integrada por Bárbara Vélez, Agustín Sierra, Julián Larquier Tellarini, Candelaria Molfese, Julieta Cayetina, Ana Celentano y Marcelo Sein, entre otros. Con buena música original a cargo de Pablo Sala y con un título que expresa más de lo que dice, “Te pido un taxi” se refiere al amor en tiempos de descarte. La historia narra las nuevas formas de vivir las relaciones amorosas, pudiéndose sintetizar en corazones solitarios que buscan “sumar” vínculos esporádicos y sin ataduras. Nico Riera interpreta a Rodrigo Muñoz, un joven editor de videos de una agencia de publicidad. En voz en off el personaje se presenta saliendo de su casa para ir a bailar. Como si estuviera en automático, todo se repite una y otra vez: conquista a una chica, pasa la noche con ella pero, al final del cuento, la magia se acaba cuando al día siguiente, en modo “descarte” le pregunta: ¿”Te pido un taxi?”. Para sus amigos (los “perdedores”) Rodrigo es un “ídolo”, un ganador. Pero todo cambia, o más bien se emparda, cuando conoce a Sol Barrios (Inés Palombo), una nueva compañera de oficina, y claro, ella debería ser su próxima “presa”. Sin embargo, Rodrigo encuentra en Sol algo especial, diferente; pero para sorpresa del joven ella le hace probar de su propio veneno. Ambos creen que el amor no existe y en esta lógica tratan de vivir lo que les pasa aunque, paradójicamente, será él quien no pueda aceptar las reglas del juego. Tanto los nombres de los protagonistas como de algunos de sus personajes secundarios tienen el común denominador de ser una generación sub-treinta y que ha sido parte de grandes éxitos de Cris Morena. Ésta no es una cuestión casual, sino que puede verse como un acierto de su director si tenemos en cuenta que la película apunta a un público mayormente teen. Otro aspecto que da cuenta del target al que va dirigido el film, es el uso de las plataformas digitales, como así también los diálogos entre Rodrigo (Riera) y sus amigos, por ejemplo. Por un lado, cabe señalar que “Te pido un taxi” es una historia que presenta un planteo clásico, donde la sorpresa aparece durante su desarrollo, porque si bien desde su arranque podría identificarse como una típica película sexista, que pone al personaje de Riera en una pose de macho alfa; con buen tino su realizador hace un giro en el film empoderando la imagen de la mujer y buscando la equidad entre los sexos a través de situaciones y diálogos que ubican al personaje de Palombo en una misma postura frente a la del “cazador de presas”. Por otro lado, hay situaciones y relaciones poco resueltas en la historia. Con algunos pases de humor negro y escenas subidas de tono, la ópera prima de Martín Armoya tiene una calificación apta para mayores de 13 años y en los 80 minutos de duración es posible que particularmente la generación de los millennials se sienta identificada con la película y su planteo sobre las relaciones afectivas. Puntaje: 65/100.
Fallida comedia en la que un gran elenco de figuras, mayormente televisivas, hacen lo que pueden con un guion débil y una propuesta que intenta ajustarse a los tiempos que corren con su presentación de personajes femeninos fuertes. El resultado, una desabrida comedia romántica que pierde potencia a los pocos minutos de iniciada.