En su nueva película, Lola Arias hace un experimento entre el teatro y el cine. Sin actores, con personas reales. Seis veteranos de Malvinas. En este caso, gente que estuvo en la lucha pero de ambos bandos, no se queda sólo con el lado argentino. Tres argentinos, dos ingleses y uno de Nepal que luchó del lado inglés.
Entre ellos juegan, actúan, conversan, narran; interactúan a través de sus propias experiencias y recuerdos sin la esperada sensación de enemistad. Directamente a la cámara o entre ellos.
Un híbrido entre cine y teatro que les sirve para reconstruir una parte de la historia y de sus vidas que nunca podrían olvidar y que los marcaría para siempre, a cada uno a su manera. Aquí, esta especie de teatro parece funcionar antes que nada como una especie de catarsis para estos ex soldados. La excusa de reconstruir una historia, de actuar, de narrar.
Se puede notar que los mueve, por algo no son actores sino simplemente ex combatientes que utilizan lo que vivieron para poder contar sus historias. Arias construye su película a través de diferentes recursos, no sólo el verlos actuar. Hay mucho del detrás de escena, hay conversaciones varias, inevitablemente también repeticiones, escenas que se actúan una y otra vez, en diferentes escenarios. En un estudio, en una pileta, al aire libre. Una mezcla de espontaneidad con actuaciones.
Esto genera momentos más divertidos y otros tanto más fuerte a nivel emocional. Al mismo tiempo, más allá de lo artificial, de los escenarios impuestos, siempre se siente muy verosímil y auténtica. A nivel técnico, Arias se permite jugar con los planos generales y primeros planos, casi siempre planos largos que acentúan el tono observacional que también tiene el film.
La fotografía es de Manuel Abramovich (el director de "Soldado", película que también tiene un enfoque distinto y original sobre el ejército, mostrando el día a día de la Escuela Militar) y juega mucho con lo artificial, con la puesta en escena.
Experimental e innovadora, "Teatro de guerra" es parte de un proyecto incluso más grande (con la obra de teatro “Campo minado”), lo cual pone en evidencia a Lola Arias como una persona ambiciosa y arriesgada. Sirve como testimonio de una parte imprescindible de nuestra historia y al mismo tiempo se corre de lo que uno podría esperar de un documental de esta temática.
Pero más allá de la forma, de la estructura, de las rupturas, "Teatro de guerra" triunfa al colocar a estos hombres antes que nada como personas, que más allá de estar en el bando ganador o perdedor, más allá de pertenecer a un país o a otro, son ante todos humanos que quedaron con huellas imborrables, traumas y cicatrices visibles y otras tantas invisibles.
La película más extraña y original sobre la guerra que tuvo lugar en las islas Malvinas. Quizás porque antes que todo es sobre personas.