Muchos titularon a ésta como la comedia del año. Yo no iría tan lejos. Recuerdo que la primera vez que vi el tráiler fue porque me lo pasó un amigo y me dijo “es la Paul de este año”. Ahí te creo un poco más. Ted es una comedia un poco pava un poco nerd que sólo funciona cuando apagás la cabeza y dejás de pensar que todo tiene que tener una gran base o justificación. Y, sobre todo, cuando conocés a alguien que se resiste tanto a crecer en la vida real.
Esta es la historia de un chico al que nadie le daba demasiada bola y desea que su oso de peluche cobre vida para poder tener un amigo. A medida que el tiempo pasa, la relación con el oso también al punto de que es su conexión con ser chico y su excusa para no avanzar. En el medio el peluche fuma marihuana todo el día, hace comentarios racistas y misóginos y aún así es el gurú de John (Mark Walhberg). Lori (Kunis), su novia hace cuatro años pretende que él avance de una vez y emancipe al oso porque siente que no puede terminar de construir nada con él.
El argumento es, básicamente ese. No hay demasiado más pero en el interín vamos conociendo algunos personajes y situaciones que condimentan muy bien esta idea principal. Es para reírse sin prejuicios, pero no me animaría a decir que le terminaron de sacar el jugo a Ted tampoco. Hasta él que estaba vivo por un milagro tenía más cerebro que John y me lo imaginaba haciendo cosas un poco más crueles o jugadas de las que termina haciendo.
La película, de todas formas, dura lo justo y necesario para una película como ésta. No, no hay grandes puestas ni vestuarios y por momentos el humor se hace muy escatológico pero aún así creo que es para morirse de risa un rato.
La dirección y el guión estuvieron a cargo de Seth McFarlane, el creador de Family Guy y mucho de su humor se ve acá. No dota al personaje de una construcción demasiado característica, ni siquiera desde la impronta de la voz, lo que por momentos funciona y por otros da lo mismo quién lo está diciendo.
Creo que es de esas pelis que terminás viendo mil veces porque te reís mucho, porque conocés gente así de ajenos a la idea de sentar cabeza (o porque saliste con ellos y te viste como Lori, dándote cuenta que lo mejor es salir de ahí). Sea como sea la niñez parece arrastrarnos a todos de vuelta, aunque sólo sea a la sala.