Sobre el talento de Steinfield, remakes, y una simple producción
Amigos, está ante nuestros ojos una nueva estrella de Hollywood. No, más que eso: una señora actriz. Con ustedes... ¡Hailee Steinfeld! Con tan sólo 15 años de edad, la Academia estadounidense la nominó al Oscar como 'Actriz de reparto'. Pero, no me jodan, es una San Protagonista.
De hecho, no entiendo el punto de dicha categorización. La Academia no la tiene en cuenta porque a su lado hay pesos pesado como Jeff Bridges (ganador del Oscar el año pasado), o un genio como Matt Damon. Y está Josh Brolin también... ... ...
La cuestión es que Steinfield es la verdadera protagonista de este western. Es fácil decidirlo, porque en base a ella parte el primer plot de la trama, así como también los hermanos Coen encaran la perspectiva desde ella. Nuestro punto de vista en la película es a través de Mattie Ross. No vemos nada que ella no vea. ¿Es necesario un nombre reconocido para que además de eso te consideren protagonista?
En fin. True Grit (2010), remake de un film del '69 -entonces estelarizado por John Wayne-, ahora dirigido por los hermanos Coen, no va más allá de los logros de esta joven promesa. Es una historia entretenida, que está rodada respetando a rajatabla las convenciones del Western (incluso hasta venerando sus clichés), ambientada magistralmente, pero nada más que eso. Un film digno de la industria, que en nada se parece a una de los Coen. Para nada es lo mejor que hayan hecho Joel y Ethan, e incluso podríamos estar hablando de lo más flojito de su filmografía.
¿Por qué? Porque, primero que nada, estoy totalmente en contra de las remakes. Me parecen un atentado a la originalidad. Y, tratándose de los Coen, el hecho de que sea un guión adaptado de una novela (y por mucho que la Academia se empeñe en súper nominarla) ya la pone en una situación en la que la miro con reparos, lo que al final la hace una cinta un tanto desdeñable.
Ojo, no es mala, pero tampoco es la gran cosa. Uno cuando está por ver algo de los Coen sabe que va a ver buen cine. Porque quizás los Coen son los mejores de la industria. Es más, a muchos no les caben dudas de que lo son (empezando por Bridges, que sólo por eso aceptó el papel del caricaturizado Rooster Cogburn). Pero True Grit, siendo el divertimento que es, no deja de ser una propuesta a la altura de alguna de las historietas de Tarantino, por ejemplo. Es un cine simplón, sin mucho que ver más que la primera lectura que ofrece la pantalla.
Sí hay homenaje para todos los gustos, que va desde la banda sonora, pasando por los planos detalle a las pistolas enfundadas, hasta el croma en la secuencia final. A propósito, el final es uno de los peores que he visto en mucho tiempo. Queda todo disuelto y abierto. Nada se explicita, e incluso quedan muchas cosas sin explicar. El personaje de Ross de grande, es cualquier cosa.
La dirección de arte es asombrosa. El vestuario, el maquillaje, las escenografías, todas una verdadera maravilla y una hermosa ambientación.
En cuanto a la fotografía de Roger Deakins, que muchos la tienen en los cielos, de ganar el Oscar sólo sería por su trayectoria. En esta película hay pura luz natural, ahí no hay gran mérito. Las escenas de noche sí están bien hechas, y el uso de las tonalidades claras también son bonitas. Pero el resto es más que nada una colección de encuadres sacados de viejas películas del género. No hay que engañarse, tampoco es para tanto.
Si van al cine para divertirse, ver un buen trabajo de producción, y encima se llevan la grata sorpresa de conocer un potencial como el de Steinfield, se encontrarán con una muy buena película. Si entran a la sala pensando que van a ver una de los Coen, no esperen nada más allá de una desilusión.