Terror a 47 metros: El segundo ataque

Crítica de Cristian Benitez - Bendito Spoiler

60

Critica a “Terror a 47 Metros: El Segundo Ataque”

Dirigida por Johannes Roberts, que también ocupó el asiento de director en la primera entrega, toma la historia de una relación disfuncional de un par de hermanas, más dos amigas, recién establecidas en México. Aprovechando el reciente descubrimiento de unas ruinas mayas, por su padre arqueólogo, deciden ir a pasar el día y a explorar una de las primeras cuevas subacuáticas Maya. No es necesario explicarles que el cliché está a la orden del día pues quedan encerradas y no están del todo solas.

Roberts termina logrando lo que para muchos directores podría ser la olla de oro al final del arcoiris, dirigir una secuela y que esta termine superando y haciéndonos olvidar el gusto que nos dejó la primera con una acertada hora y media de pasarla mal. Y hablando de aciertos, podemos empezar a hablar de la película en sí.

La predictibilidad que implica el género puede ser un riesgo así como un beneficio pues solo en las manos de Arthur fue que Excalibur pudo salir de la piedra. Servida a la vista del primer acto sabemos lo que va a pasar. De ahí en más un buen director, un buen cineasta, debería pensar en las formas, en la temporalidad, en el ritmo, en lo que tiene, en lo que puede y en lo que quiere transmitir al espectador.

El diseño de los tiburones, blancos, ciegos, hambrientos y con superpoderes sensoriales puede resultarles un poco excesivo, pero no para la trama, el manejo de los tiempos, el aprovechamiento de los espacios y las acciones de los/las protagonistas convertidos todos en una sola pieza que no deja de tensionarte. Una vez iniciados en el conflicto solo se ponen en plano situaciones que no dejan de llevarte al sobresalto y a la exploración de todas las fobias. Vamos a exceptuar algunas flojas maniobras de cámara lenta en las que solo se trata de alargar algo y no sabemos muy bien porque. El desarrollo de los personajes, por su parte, no termina siendo algo secundario como debería ser, dejando mucho que desear a la hora de saber sobre sus demonios y sus resoluciones.

Y si bien hasta ahora solo pudimos ver y sentir todo lo que esperamos de una buena película de animales salvajes asesinos cabe destacar que el final resulta excesivamente cargada de situaciones de tensión que a la primera puede gustar, pero que a la cuarta (si, hay 4) llega a cansar y a provocar uno que otro resoplido.

En resumen se puede decir entonces que “Terror a 47 Metros: El Segundo Ataque” es no una de esas que termina reivindicando el género, pero que resulta divertida de ver y de tener para ver.