El cine argentino cada vez se anima más al cine de género y en la segunda película de Santiago Fernández Calvete se apuesta al thriller policial con Testigo íntimo.
Dos hermanos, cada uno con una pareja formada. Uno, Facundo, interpretado por Felipe Colombo, un abogado joven, aparentemente exitoso pero a quienes ya no siempre quieren contratar, además trabaja para su suegra, interpretada de manera correcta por Graciela Alfano (en un papel que tampoco exige demasiado). El otro, Rafa, Leonardo Saggese, lleva una vida menos seria y es boxeador.
Facundo no puede evitar tener un affaire con Violeta (Guadalupe Docampo, rostro cada vez más presente en el cine de género independiente nacional) y poco después de que, a escondidas, Rafa lo descubre, ella aparece muerta. A partir de ese momento se genera la tensión entre dos hermanos que parecen confiar en el otro y querer ayudarse, pero las cosas se van tornando cada vez más oscura a la vez que ciertos secretos van saliendo a la luz.
Testigo íntimo salta entre líneas temporales para presentar la historia de manera fragmentada y hay un monólogo (protagonizado por Gustavo Pardi) de un personaje que a la larga parece no tener relación con el resto, y sólo sirve para subrayar ideas: “(La tecnología) nos hizo perder lo más valioso que teníamos: los secretos”, entre otras reflexiones.
a película va desarrollando y develando diferentes aspectos de la trama a su ritmo, a su antojo también, y en general no es para nada predecible (la vuelta de tuerca del final siempre es esperable). En la resolución quizás algunas cosas se sienten apresuradas.
A la larga, Testigo Íntimo es un thriller bien realizado y actuado. Le sobran las ideas subrayadas y reiteradas puestas en el monólogo de este personaje que declara sin tener otra relación con el resto de la trama.