Un hombre con hielo en las venas
El título alude a Richard Leonard Kublinski (1935-2006), también conocido por sus apodos de Ritchie y Polack. Fue un asesino a sueldo de la mafia. "Soy polaco solía decir-, trabajo para todos. Pero no mato a mujeres ni a niños". Estaba casado y tenía dos hijas.
El relato lo asume desde el momento que conoce a quien luego sería su esposa, a comienzos de la década de 1960, y lo sigue hasta 1986. No es estrictamente un biopic, es decir, un filme biográfico, porque las pretensiones del director israelí Ariel Vromen son otras.
Vromen se propuso describir el modus operandi criminal de Kublinski, la relación con su familia (aparentemente fue un buen esposo y padre de familia) y, fundamentalmente, explicar cómo ingresó a la mafia y por qué procuró mantenerse dentro de sus cuadros como asesino.
Previamente trabajó en un taller de reproducción de filmes pornográficos, lo que fue durante un tiempo, antes que la piratería se generalizara, un lucrativo negocio dominado por la mafia. Quien primero contrató a Kublinski fue Roy DeMeo, un capomafia de tercera categoría.
En la película se menciona tangencialmente a la Familia Gambino, pero sin profundizar sobre los contactos de Kublinski con ese grupo mafioso, que debe su nombre a Carlo Gambino, más conocido como "el capo de los capos", que inspiró al escritor Mario Puzo para dar vida a Don Corleone.
Sin embargo, algunos textos biográficos sobre Kublinski y un documental realizado por la televisión, sostienen que trabajó como matón a sueldo de la Familia Gambino y que habría intervenido en los asesinatos de Paul Castellano y su segundo Thomas Bilotti, el 16 de diciembre de 1985, ordenados por John "Don Teflón" Gotti.
Ese doble crimen habría sido uno de sus últimos trabajos. Pero también fue el ejecutor de Carmine Galante y del famoso dirigente sindical Jimmy Hoffa. Sin embargo, estos datos no aparecen en el filme, porque nunca pudieron ser confirmados fehacientemente.
Además de exponer los rasgos caracterológicos de Kublinski, el director se propuso responder una pregunta tan compleja como urticante: ¿puede un asesino a sueldo, que mata sin piedad y con absoluta sangre fría (por eso lo llamaban El Hombre de Hielo) no ser un psicópata?
El director apela a lo que se conoce como "estética sucia" o "realismo sucio", porque la propia historia lo reclama. En las imágenes predomina el tono oscuro y no sólo porque muchas secuencias se desarrollan de noche, sino para remarcar el carácter macabro de la trama.
Por la misma razón, y por las características del protagonista, The Iceman no es un espectáculo agradable de ver. Tampoco resulta muy convincente. Winona Ryder hace esfuerzos por componer a una mujer inocentona que, supuestamente, desconocía las actividades criminales de su esposo.
Pero el que da perfecto el fisic du rol es el gigantón Michael Shannon, que seguramente seguirá interpretando a villanos y matones, porque se podría decir que lo hace sin mayor esfuerzo.