Thor: Ragnarok marca el regreso y re estructuración de la saga del dios nórdico en solitario. Dejando atrás la desastrosa secuela Thor: The Dark World (2013) de Alan Taylor este nuevo film dirigido por Taika Waititi (Hunt for the Wilderpeople, What We Do in the Shadows) logra aprovechar al máximo su potencial y ofrece una gran película de principio a fin. Ragnarok es un film ambicioso que presenta una multitud de personajes nuevos y expande aún más el universo del MCU, no obstante su historia es simple: Tras enterarse secretos de su pasado y perder su martillo a manos de Hela (Cate Blanchett), Thor accidentalmente termina prisionero en el planeta Saakar, un paraíso de basura galáctica dominado por The Grandmaster (Jeff Goldblum).
Primero y principal, Thor: Ragnarok evita los estilos que Kenneth Branagh y el ya mencionado Alan Taylor impusieron en sus entregas previas y eso es un acierto. Como un rescate asombroso al “la tercera es la vencida” Taika Waititi, se puso la camiseta – le quedó justa – y con un distintivo -casi absoluto- toque de comedia, nos entrega uno de los más sólidos films de este universo de superhéroes de Marvel. El toque de Waititi se puede observar en cada minuto del metraje de Thor: Ragnarok; tal vez esto preocupe en los primeros 5 minutos de película – los cuales recurren a una hilarante intro entre Surtur, un demonio de fuego y Thor – pero poco a poco ese distintivo toque revitaliza absolutamente la serie del Dios del Trueno. Ragnarok utiliza el recurso de la risa fácil de una forma directa y sin forzar situaciones, aún en el riesgo de caer en el territorio del cliché.
Hay que agradecer que por fin el personaje de Natalie Portman es “eliminado” con tan solo tres palabras, lo cual permite que Thor no tenga lazos sentimentales y no dependa de cadenas emocionales a la hora de desarrollar la historia. En Ragnarok vemos a un Thor “drifter”, un Thor vagabundo, que disfruta la gloria de conquistas y con hambre de poder, el verdadero espíritu del héroe asgardiano. Tener al “Dios del Trueno” desatado y contando, al mismo tiempo, con un pésimo reinado en Asgard – no por culpa de Thor – da lugar a los problemas, ahí entra Hela (Blanchett) ofreciendo la villana de turno. Hela, La Diosa de la muerte, marca – por fin – el primer verdadero desafío en lo que va de la saga de películas de Thor en solitario, de todas formas y ya con marca registrada en el MCU el villano se queda corto.
Blanchett pone todo lo que hay que poner en su rol de villana, es carismática, tiene una presencia absoluta y resulta amenazante, pero sus escenas quitan ritmo a la aventura principal; por un lado tenemos al héroe luchando en la arena al mejor estilo Gladiador (2000) y encima en compañía de nada más y nada menos que el gigante verde de Marvel, Hulk (Mark Ruffalo) y por otro lado una subtrama de remodelación asgardiana a cargo de Hela y Skurge (Karl Urban en un rol tragicómico como actor). Bienvenido sean los nuevos cambios, pero por favor Marvel es hora de responder con algún villano efectivo en pantalla grande (ya son demasiadas las veces que dije esto).
Thor: Ragnarok nos tiene varias sorpresas reservadas, desde numerosos easter eggs, la propia actuación de Waititi como uno de los personajes secundarios (ya es costumbre) y, atención: los mejores cameos en lo que va en películas del MCU hasta la fecha; no tenemos solo la presencia clásica de Stan Lee sino que hay un actor que aparece de la nada, opaca al resto de actores invitados en escenas y desaparece por arte de magia, simplemente con eso se gana toda las sonrisas de la sala y es una situación inesperada que logra posicionarse en el Top de lo mejor de la película. Una Pista: le “arruino” la última entrevista a Chris Hemsworth en el programa de Jimmy Kimmel.
El guion a cargo de Eric Pearson, Craig Kyle y Christopher Yost da un entretenido espectáculo y se encarga de que el espectador se mantenga en la silla sin poder quitar la mirada de la pantalla; no es perfecto, es más, trata con mucho descuidado a varios personajes secundarios y las numerosas subtramas se sienten innecesarias en varios momentos de la película ya que no terminan llegando a nada y se sienten como gags introducidos a último minuto. El ojo de la tormenta, el punto bajo es la nula conexión entre la subtrama de Hela.
Con respecto a las actuaciones Thor:Ragnarok demuestra una sólida química en el elenco; Chris Hemsworth y Tom Hiddleston siguen explorando esa hermandad antagónica entre Thor y Loki, y hay que ser sinceros esta ida y vuelta de traición y solidaridad se esta volviendo predecible y aburrida, contrariamente la absoluta novedad – y reencuentro – es ver a Hulk/Bruce Banner interactuando con Thor, cada escena que estos dos (se puede decir tres) personajes comparten pantalla es memorable y estamos ante un Hulk que se solidifica como un gran personaje secundario el cual no necesita tener otra película propia; Jeff Goldblum cumple extraña y correctamente como The Grandmaster, el estilo extravagante que Jeff utiliza en todas sus proyectos – se podría llamar Goldblumnism – está más vivo que nunca en esta película. El resto del elenco secundario: Anthony Hopkins, Idris Elba, Benedict Cumberbatch, Tessa Thompson (en un rol disparatadamente desechable) y Karl Urban, pasan sin pena ni gloria – Tadanobu Asano, Ray Stevenson y Zachary Levi se llevan la peor parte de la película como los desaprovechados Warriors Three.
Thor: Ragnarok da nueva vida a las aventuras del Dios del trueno, es ambiciosa, no fuerza la comedia a pesar de que sea una película absolutamente sumergida en ella y utiliza lo caótico como fuerte del entretenimiento; en otros momentos podíamos decir que la saga Thor estaba casi muerta, pero gracias a esta última entrega y la visión de su director hay chances que tengamos a un Dios del trueno para largo rato.