En primera persona, porque como siempre quiere tomar partido y dejar sentada su opinión, con un relato de tono didáctico que él mismo asume y que ocupa buena parte de la banda sonora y con la misma intención de esclarecimiento y denuncia que ha venido mostrando en esta suerte de relevamiento propio de la realidad nacional que ha emprendido desde Memoria del saqueo (2004), Fernando "Pino" Solanas recorre ahora los principales yacimientos petroleros y gasíferos del país para que de las voces de conocedores del tema y de muchos de los que han estado o están vinculados con esas explotaciones surja un informe actualizado sobre el estado de esas industrias y en especial sobre los efectos de las privatizaciones de la década del 90 y años posteriores y sobre las políticas que se han venido sucediendo desde los tiempos del general Mosconi, figura fundamental.
Más allá de la afirmación de las ideas que Solanas sostiene respecto del tema y que ha venido exponiendo con frecuencia desde que se volcó a la política, el acento está puesto en el aspecto social. El film recoge abundantes datos, cifras y opiniones de los expertos, pero a esos pasajes que pueden resultar algo arduos para el espectador común, y a la elocuencia de las imágenes del abandono, la enfermedad, el daño ambiental u otras estampas igualmente desoladoras de la actualidad de zonas donde antes YPF y Gas del Estado llevaban el progreso y ahora es notoria la ausencia o la sordera del Estado, Solanas opone los retratos humanos que captan con sensibilidad la sinceridad y la sencillez de los entrevistados. Es en esos tramos donde el film, dividido en capítulos, crece en emoción y conmueve. El cacique de los 21 hijos o la solidaria Mary, entre muchos otros de los que han participado de distintas formas de resistencia a las que el film concede atención, son personajes inolvidables.
Se podrá coincidir o no con las opiniones políticas de Solanas o con su lectura de la historia, pero Oro negro tiene la valentía de hacer oír sus denuncias (casi todas con nombre y apellido) y el mérito de poner el tema en discusión. Con eso basta para que se lo considere un film valioso.