Martina Stoessel cerró el ciclo de su personaje más popular con "Tini, el gran cambio de Violetta", un filme que demuestra claramente el posicionamiento internacional de la cantante y actriz argentina pero que no llega a sorprender ni a conmover. Todo lo contrario: la película resulta fría, superficial y vacía de contenido. La gran falla radica en el guión, que resulta pobre y empalagoso, repleto de clichés y lugares comunes. El galán que llega a caballo, el pajarito que aparece cual musa para inspirar a la artista, los amigos estereotipados: la hueca, la sensible, el freaky, el soñador. Toda la película, de principio a fin es un continuo relato sobreactuado e inverosímil. ¿Los aciertos? Definitivamente las locaciones en las que se rodó que incluyen las playas paradisíacas de Sicilia en Italia. La película relata la transición de Violetta en "Tini" de una manera casi "mágica", si bien toca los conflictos amorosos de la artista, no indaga en cuestiones más profundas y todo parece estar perfecto de un minuto al otro, como si los procesos fuesen tan rápidos. Es innegable el éxito de Stoessel, que ya lleva vendidos más de tres millones de discos, y es inminente su futura carrera internacional con su verdadero nombre. Pero por ahora habrá que esperar más para verla "brillar", como dice su último hit.