Un hada en apuros Los estudios Disney siempre nos sorprenden con sus films, si no es desde lo visual, es por lo novedoso o, como en este caso, con una pequeña historia y sin la necesidad de apoyarse en los efectos del 3D. El resultado es un buen producto que hace pasar al espectador un buen momento. El director Bradley Raymond junto con Bob Hilgenberg y Rob Muir se ocuparon del guión de esta aventura que cuenta las andanzas de Tinker Bell (Campanita) durante su estancia de verano en Tierra Firme. El film animado narra cómo la inquieta Campanita es descubierta accidentalmente mientras investiga una pequeña casa de hadas que una niña construyó con sus propias manos. Mientras el resto de las hadas -con Vidia a la cabeza- organiza un gran operativo de rescate en medio de una feroz tormenta, Tinker Bell forja una amistad muy especial con la pequeña y solitaria chica. Decidida a reparar la relación entre la pequeña y su padre ausente, Campanita rechaza el rescate de las hadas para ayudar a su nueva amiguita, poniendo en riesgo su propia seguridad y el futuro de todas las hadas. Esta película plagada de ternura y amistad es ideal para edades tempranas y niños no mayores de ocho años –los adultos presentes también la disfrutarán- ya que juega con la ilusión y la imaginación de los infantes. Pero a los padres los hará reflexionar sobre el valor que tiene el tiempo dedicado a sus hijos. Tinker Bell explica que un hada surge en el momento que un bebe se sonríe por primera vez y que cada una tiene una ocupación en especial. Ella se encarga de reparar cosas, pero podrá reparar esta relación entre padre e hija?
Bellamente empalagosa El filme de Disney hará deleitar a las niñas. Tinker Bell es habilidosa, inquieta y muy entrometida. Su extrema curiosidad, sobre todo por el mundo de los humanos, la lleva a meterse en problemas. Pero la simpatía y ternura del hada compensan sus travesuras. Tinker Bell: Hadas al rescate , la nueva película de Disney, pinta el delicado mundo de las hadas de una manera que hará las delicias de todas las nenas, como ocurre con Lizzie, la niñita protagonista de 9 años. Sus alitas tejidas como fino encaje, sus breves trajes confeccionados de suaves pétalos y hojas, su fantástico mundo de colores y aromas en medio del bosque, son bellamente empalagosos. En plena campiña inglesa, a principios del siglo XX, la pequeña Lizzie y su papá, un científico descreído de todo lo que no sea racional, llegan a una cabaña a pasar sus vacaciones. Lizzie armó una casita, con una lata de galletas, hojas, flores y cascabeles para atrapar un hada. Tinker Bell, llevada por su curiosidad cae en la trampa. Pero, excepto por el gato de Lizzie y la manía de su papá por coleccionar mariposas y tapar goteras en la casa, Tinker Bell no corre grandes riesgos y hasta se pasea por la casa de muñecas de Lizzie como si fuera un elegante palacio. Mientras el hada rubia y la nena se hacen amigas, el resto de las hadas, Vidia, Rosetta, Silvermist, Fawn e Iridessa irán a buscar a Tinker para llevarla de regreso al campamento. El rescate será toda una aventura. Lizzie aprende todo lo que siempre quiso saber sobre ese fascinante mundo: Tinker Bell le cuenta sobre el cambio de las estaciones, el arco iris y otras maravillas que son obra de las hadas. Y hasta le enseña a volar. Pero Lizzie, que como todas las nenas de su edad tiene una intuición especial para entenderse con las hadas, no logra que su papá le preste suficiente atención. Hasta que Tinker, con sus habilidades como artesana y su don para la fantasía, pone manos a la obra y decide ayudar a su humana amiga. Es que en el mundo de las hadas todo es posible.
Un inocente cuento de hadas El film de animación de Disney retoma el personaje mágico que tenía un papel secundario en Peter Pan Desde la Tierra de Nunca Jamás hasta la pradera británica de principios del siglo XX el hada que acompañaba a Peter Pan, Tinker Bell (Campanita, en las versiones de doblaje previo a los efectos de la globalización), consiguió su propio universo de animación digital. El film está lejos de las maravillas para todas las edades de Pixar y bastante cerca de la sensibilidad de clásicos de Disney como Bambi o Dumbo. Una nena, Lizzie, de madre ausente sin explicación alguna, padre demasiado ocupado para prestarle atención y un mundo interior que incluye aquel en que las hadas existen aunque no las veamos. Hasta que aparece la verdadera protagonista de este film supervisado por John Lassetter -el señor Pixar y mandamás de la división animada de los estudios Disney-, Tinker Bell, un hada artesana que disfruta de arreglar todas las máquinas con las que ella y sus amigas decoran el mundo, además, de explorar los límites de su bosque encantado. Así, el hadita se encontrará de frente con Lizzie, que confirmará sus fantasías sobre el mundo mágico que su papá, un científico que caza mariposas para clavarlas en sus libros y luego estudiarlas, se niega a aceptar. El valor de la inocencia Ingenuo y dulce aunque un tanto anticuado, el guión -que tiende más de un puente con su texto de origen, el Peter Pan de J. M. Barrie-, no cae en la tentación como muchos en su género del chiste o el guiño para los adultos. Acá está claro que el público de referencia son los chicos, para ellos fue pensada y dibujada la historia y no hay línea de diálogo (doblado al castellano para su estreno local) que no apunte a ellos. Con una animación cuidada, moderna y con influencia del animé, pero sin haber olvidado el conocido y probado estilo Disney, Tinker Bell: Hadas al rescate , no es la más actual ni atrapante de las historias, pero la inocencia de su relato la convierte en un cuento de y con hadas ideal.
Este tipo de estrenos suelen ser completamente subestimados por la prensa cinematográfica, ya que están dirigidos a niños pequeños. Motivo por el cual es una buena oportunidad para que en está página la ficha no quedara vacía. Tinker Bell: Hadas al rescate es una película que Sir Arthur Conan Doyle hubiera recomendado entusiastamente. Poca gente sabe (y muchos de sus biógrafos intentaron ocultarlo durante mucho tiempo porque les daba verguenza) que el creador de Sherlock Holmes estaba convencido de la existencia de las hadas y otro espíritus de la naturaleza. En 1992 escribió un artículo periodístico en la revista Strand titulado “La llegada de la hadas” donde daba cuenta de numerosas apariciones de estos seres en Inglaterra e Irlanda. Muchos creyeron que era el final de su carrera porque decían que estaba loco pero hasta el día de su muerte el escritor se mantuvo firme en lo que había expresado en esa nota y estaba convencido que las hadas realmente existían. Tinkerbell 3 juega con mucha inocencia con esta idea con un personaje humano adulto que expresa los argumentos que usaban los detractores de Conan Doyle, algo que me hizo reír bastante mientras disfrutaba este film. La película consolida con esta entrega una de las mejores serie animadas que Disney produjo en mucho tiempo. Estos dibujos lograron capturar a la perfección el espíritu de los viejos filmes de Walt Disney que capturan la atención de los más chicos de una manera especial. Cuando las películas de Tinker Bell comienzan no vuela una mosca en las funciones y los chicos quedan cautivados con estos personajes. El director Bradley Raymond, responsable de los capítulos anteriores, brindó un film fabuloso desde lo visual al mismo tiempo que se permitió expandir la historia de los personajes y vincularlos con el mundo humano. Raymond se dirige directamente a los más chicos y no hay un fotograma del film donde esto no quede claro. Acá no hay chistes escatológicos ni guiños hacia los adultos. Los mayores pueden acompañar y si rompen la coraza disfrutarla como sus hijos o sobrinos pequeños. Queda el final de la serie que cubre las cuatro estaciones para el año que viene que se titulará Tinker Bell: Una historia de invierno. Me gustó esta secuela. Es el episodio que mejor capturó la esencia del Peter Pan de J. m Barrie que también hablaba de fe, confianza y un poco de polvo de hada que cada tanto no viene mal para abstraerse de la vida en la tercera dimensión.
La idea de hacer interactuar a las hadas con los humanos es perfecta, va a hacer las delicias de los niños y creo que también de más de un adulto. Creo que los seguidores más chiquititos de Campanita al verla ahora actuar con una niña y no sólo entre sus pares...
Dulce, tierno y…sexy En fin, voy por puntos. Mientras escribo esto asimilo que: a) Los chicos no leen crítica de cine, b) los padres de los chicos rara vez lo hacen, aunque en caso de hacerlo no es a priori, sino a posteriori. Por esta razón uno se cuestiona al lector al que dirigir esta crítica y de qué manera hacerla, por lo tanto asumiré que es a “quién le interese”. La película forma parte de una de las operaciones de marketing más lucrativas de Disney, aunque esto no indica necesariamente una falta de calidad en lo que se ofrece. Sí, obviamente, carece de audacia y el tono conservador se extiende a una realización mecánica donde cada engranaje está calculado para determinado target. Pero eso no quita un relato honesto y bien llevado, con personajes simpáticos y moralejas que no avasallan la historia que se cuenta. Incluso se permite cargar con cierta sensualidad que se advierte desde Peter Pan en el diseño, pero que aquí se ve explotada con la multietnicidad y la corrección política de Disney, ya que hay hadas de un físico escultural de todas las razas. En verdad, es difícil no imaginar lo que haría un dibujante erótico con semejante material. Pero yendo a la cuestión central del asunto, Campanita, no, ejem, Tink (por alguna razón, ya no hay traducción de su nombre) tiene en esta aventura un encuentro con humanos que le perjudica a raíz de su curiosidad, dejándola encerrada con una niña que ama a las hadas y vive junto a su padre que es el arquetipo de un positivista de comienzos de siglo XX: “ver para creer”, “comprobar científicamente” y catalogar con un diario de campo, son algunas de las banderas que flamea en su estudio lleno de libros y mariposas disecadas. Surge entonces un enfrentamiento entre la creencia de la niña que ve a Tink, y su padre que cree que su hija esta delirando. Mientras tanto, las otras hadas salen en su búsqueda bajo una lluvia torrencial, donde corren todo tipo de peligros y finalmente la rescatan. Hay un happy ending con varias concesiones de por medio, particularmente en la relación padre-hija donde el término “creer” se vuelca hacia una aceptación algo idílica de lo extraordinario, que vulnera el desarrollo de los personajes en el desenlace. El film, hecho íntegramente con tecnología digital a pesar de su base en las dos dimensiones, está cargado de melancolía en el personaje de Lizzy. La soledad del personaje en un entorno casi bucólico explota la faceta imaginativa de alguien aburrido en una casa en el medio de la nada. Como todo niño, nosotros como espectadores tendremos los mismos prejuicios que su padre, ya que es el contexto ideal para que haga “amigos imaginarios” y desarrolle la fantasía (en este caso, las hadas) para no sentirse sola. Aún si se tratará de un diagnostico chato de psicología o una intuición algo básica, la película nos da un fuerte contraste respecto a su padre, creando una dinámica que aparece forzada sobre el final. La pregunta sería: ¿Ven los chicos espectadores esto? A lo cual creo que la respuesta más interesante sería plantear que no los subestimemos y, en segunda instancia, que aún si no lo pueden poner en estos términos lo perciben. Visualmente estamos ante un film donde abunda el color pero en las expresiones quizá el digital le da una textura demasiado plástica a los personajes, con lo cual nos resultara extraña alguna expresión aunque por lo general el resultado es casi perfecto, con fondos donde la paleta cromática resulta hipnótica y con piernas modeladas con una apabullante perfección. Como dije, el director Bradley Raymond se encarga de cerrar casi todos los puntos claves del guión eliminando cualquier posibilidad de ambigüedad, dando la impresión de que el film funciona demasiado mecánicamente por momentos. Por ejemplo: al comienzo de la película Tink estudia el mecanismo de un coche y sobre el final vemos que esto tiene una utilidad, también vemos que un hada pinta erróneamente a una mariposa y este detalle se repite adquiriendo un nuevo significado durante el desarrollo, también vemos que Vidia –una de las amigas de Tink- tiene una actitud de mala leche que se le termina volviendo en contra, disparando la subtrama de búsqueda de las otras hadas. Esta relación tan cerrada, marcada y evidente indica porque el marketing está en este caso antes que el cine: no hay un riesgo demasiado evidente y sabemos cómo reaccionarán nuestros personajes sin tener que ejercitarnos demasiado. No hay sorpresas, de alguna manera todo esta digerido para que los chicos sigan consumiendo la alegre figura de Tink en carpetas, cartucheras y libros, sin demasiados grises de por medio. A pesar de esto, la riqueza visual y el desarrollo logran que Tinker Bell- hadas al rescate sea un cuentito agradable sin demasiado que agregar. Sin ser memorable probablemente otorgue algunos momentos de magia que entusiasmen dentro de su previsibilidad, gracias a una serie de hadas encantadoras que, porque no, también son sensuales.
Nuevamente arribó a la pantalla, mediante animación computarizada Tinker Bell, que tuviera su origen como compañera de Peter Pan. Ella era quien proveía al muchacho que no quería crecer el polvillo que le permitía volar. Pero la bella, curiosa y diminuta hada es la segunda vez que protagoniza una historia propia, lejos de la “Tierra del Nunca Jamás”. Ahora vive en un pequeñísimo campamento habitado sólo por hadas y duendes a quienes los humanos no pueden ver. Si nos atenemos a la mitología sajona ellos no tienen corporeidad y por eso no pueden ser visualizados, pero Hollywood se toma sus licencias en ese aspecto y hace que estos seres deban ocultarse todo el tiempo para no ser vistos por los descendientes del homo sapiens. Pero la curiosidad de Tink, cariñoso diminutivo con que la llaman sus congéneres, hace que se introduzca en la casa de la pequeña Lizzy, a la que su padre, muy ocupado, hace vivir una existencia casi solitaria. Tink, no toma los recaudos pertinentes y la niña la verá. Esto provocará que el hada Vidia, que mira desde afuera, malinterprete la situación y busque ayuda en el campamento donde se formará un cómico ejército de Delfos y hadas par a rescatar a la curiosa y traviesa Tinker Bell. Dentro de una historia lineal y con situaciones previsibles, los pequeños espectadores se ven deslumbrados por el colorido de los dibujos y se ríen divertidos durante algunas escenas, aunque es dable destacar que las carcajadas las provocan los parlamentos que ganaron en comicidad al ser traducidos al español neutro. Es difícil determinar a qué franja de edad está destinada esta realización, sus situaciones tienen desenlaces esperables y deseados por los niños pero su mensaje es un poco elaborado. Se puede concluir en que esta obra cinematográfica animada será disfrutada en la parte visual y sobre todo la musical por los niños entre los tres y seis años y los espectadores un poco más grande recibirán el mensaje de la trama principal que desarrolla varios temas paralelos tales como el valor de la amistad, la reparación por provocar resultados no queridos, la recuperación del diálogo en una familia y el valor de priorizar la entrega de amor a todos nuestros semejantes.
No todos son cuentos de Hadas “Tinker Bell : Hadas al rescate” es la tercera película de la saga que tiene a “Campanita” como protagonista y que relata sus andanzas mucho antes de llegar al país de “Nunca Jamás”. Durante el verano en Tierra Firme, Tinker Bell, conoce a Lizzie: una encantadora niña de apenas nueve años , amante de las hadas. Lizzie fue criada por su padre, el Dr. Griffith : un científico que nunca tiene demasiado tiempo para ella y es por eso que la pequeña desea de todo corazón tener una amiga. El día en que Lizzie y Tinkerbell se conocen cambiará sus vidas para siempre, ya que entablan una amistad que demuestra que la unión de dos mundos, es posible. Sin embargo, cuando el padre de la niña descubre la presencia de Tinker Bell en la casa quiere llevarla al Museo como objeto de estudio. Las Hadas deben emprender un viaje para rescatarla antes de que los humanos sepan de su existencia y el Mundo de las Hadas corra peligro. Disney sigue conmoviendo con una historia que va más allá de la fantasía, y que sin ser pretenciosa, nos hace reflexionar sobre la amistad, la fe y los vínculos entre padres e hijos. Gracias a los avances de la animación y a la producción de John Lasser, ( director creativo de Pixar y Disney Animation Studios) ciertos toques de humor y una correcta banda de sonido logran que “Tinker Bell : el rescate de las hadas” entretenga y divierta a los mas pequeños y haga que los adultos no nos olvidemos de ser niños, al menos por un rato.