Robots a pura sangre
No es una más de ciencia ficción, aunque es innegable que tiene cantidad de clichés del cine de ese género, especialmente de la máquina de hacer chorizos de la industria hollywoodense. Pero el pulso de Guillermo del Toro le dio otra impronta. “Titanes del Pacífico” es un filme futurista y apocalíptico, estructurado desde la lucha heroica de los robots Jaegers para derrotar a los monstruos Kaijus, quienes están obstinados por destruir al planeta. Hasta aquí nada de otro mundo. Lo que suma en esta propuesta es la profundidad de determinados personajes, como la pareja protagónica (interpretada por la bella Rinko Kikuchi y el carilindo Charlie Hunnam), o el severo mariscal (Idris Elba), que van humanizando un filme que apela a la no robotización. Es decir, los robots son manejados por dos humanos, cuyas mentes tienen un enlace emocional, y eso es todo un guiño del director mexicano. Porque más allá de mostrar luchas intensas, un despliegue impactante de efectos especiales y destrozos al por mayor, la historia corre por el andarivel emocional. Y desde ese lugar habla de la sociedad de consumo, de la frivolidad y hasta utiliza el humor para descomprimir las situaciones tensas. El final, claro, muy yanquilandia, equipara peligrosamente a las películas del montón. Pero no hay que dejarla pasar.