Todo el año es Navidad es un documental realizado por Néstor Frenkel (Construcción de una ciudad) que se enfoca en la Navidad y, sobre todo, en el protagonista de esta fecha tan especial para muchos: Papá Noel.
El documental parte de una especie de casting a aquellos hombres que cada fin de año se ponen el traje rojo de pana para interpretar a una de las figuras favoritas de los más chicos: Papá Noel. En Todo el año es Navidad, Néstor Frenkel rompe con la idea de que existe un solo Papá Noel. En este documental demuestra que, más allá de compartir un traje rojo, una botas negras y un pelo blanco y largo (también la barba), todos los Papás Noel son diferentes entre sí. Durante el resto del año estas personas dejan atrás este mítico personaje para ocupar otro tipo de oficios tales como masajistas, estatuas vivientes, artesanos, luchadores, etc.
El documental está dividido en diferentes especies de capítulos. Cada uno de ellos desarrolla la historia de cada Papá Noel: desde los trabajos que realiza durante el año, hasta cómo llegó a convertirse en la figura del Polo Norte -algunos de ellos con historias tan excéntricas como la existencia/presencia de duendes–. Esta fórmula, pese a darle un orden a la historia para que no se mezclen los personajes en sí, hace que la trama termine volviéndose reiterativa a la larga.
Néstor Frenkel consigue darle una vuelta de tuerca a una premisa por demás explotada en la historia del cine. Todo el año es Navidad muestra otra cara de esta fecha. El cineasta se enfoca en Santa Claus, pero lejos de ahondar en los supuestos milagros que este ser realiza -como otorgarle a los pequeños lo que más desean-, se enfoca en qué hay detrás de estas personas que, en cada diciembre, se sientan en una silla (normalmente en un shopping) a escuchar a cientos de pequeños que pasan a visitarlos y pedirles un regalo para el 25.
El documental además está narrado desde un punto de vista más bien cómico. Las historias que cuentan esta decena de Papás Noel son divertidas y logran que uno empatice con ellos. Todo el año es Navidad además consigue que el espectador regrese por unos minutos a su infancia, a aquella época en la que creía en la existencia de esta figura.
Más allá de rendir un homenaje a San Nicolás (y de reconocer el trabajo de esta decena de hombres), Todo el año es Navidad también es una crítica al consumismo que se acentúa con la llegada de esta fecha. Frenkel deja ver cómo Papá Noel, más allá de traer felicidad e ilusión para los más chicos, además es una imagen clara del sistema capitalista.