Comedia romántica a la europea
Ida (Trine Dyrholm) acaba de terminar un tratamiento de quimioterapia debido a un cáncer de pecho, y mientras espera los resultados del último chequeo debe concurrir a la boda de su hija en el sur de Italia. A pesar del complicado momento que está atravesando, Ida es una mujer positiva, que trata de disfrutar de todo, incluso hasta las cosas pequeñas. Todo lo contrario es su consuegro, Philip (Pierce Brosnan), un hombre que luego de enviudar se convirtió en un adicto al trabajo, que detesta estar rodeado de gente. La boda se realiza en la villa que la familia del novio tiene en el sur de Italia. El paisaje y el contexto son ideales para una típica comedia romántica, donde las familias se reúnen casi por obligación, y las cuentas pendientes e historias inconclusas salen a la luz.
La historia tiene como tema central el amor que llega por segunda vez, aquel que encuentra a los protagonistas ya más viejos y un poco decepcionados, que ya no esperan nada, pero encuentran algo. Es un tema bastante visto en el cine, y sería de esperar que una cineasta como Susanne Bier le encontrara una vuelta interesante a la trama, pero eso no es lo que sucede. La historia cae en varios y melosos lugares comunes, y aunque las interpretaciones de ambos protagonistas son muy buenas, no terminamos de creernos del todo ese amor repentino que surge entre ambos.
El resultado es una película entretenida, amena, y un tanto pretenciosa. Lo interesante es que en general los filmes de este género que solemos ver son estadounidenses y parecen hechos en serie; pero esta película danesa tiene una muy buena dirección, y actores que no parecen modelos de publicidad, lo que le otorga un poco más de calidad y naturalidad al producto final.