Dirigida por Dome Karukoski y escrita por David Gleeson y Stephen Beresford, llega a las salas de cine Tolkien, una película biográfica sobre la vida del famoso autor de El Señor de los Anillos y El hobbit.
En los años 2001, 2002 y 2003, la trilogía de El Señor de los Anillos tuvo su adaptación cinematográfica. Años más tarde, El hobbit también pasó a formar parte de la industria hollywoodense. Las seis entregas estuvieron a cargo del neozelandés Peter Jackson, quien supo recrear de una manera eficaz (e inolvidable), al menos en la primera trilogía, este mundo ficticio. Ahora, la vida de quien fue el genio detrás de estas historias pasa a tener su propia adaptación a través de Dome Karukoski.
Nicholas Hoult es quien se pone en la piel del famoso escritor. La trama, lejos de abordar su costado más artístico, se basa pura y exclusivamente en la parte más mundana del autor. A través de saltos temporales, se realiza un recorrido por la infancia, la adolescencia y parte de la adultez del protagonista. El foco estará puesto en la relación de éste con su grupo de amigos y su relación con Edith Mary Bratt, papel interpretado por Lily Collins.
Uno de los principales problemas de Tolkien es la falta de química entre sus protagonistas. Si bien no cuentan con un guion que los respalde (la relación por momentos se asemeja a la de unos adolescentes caprichosos), ni Nicholas Hoult ni Lily Collins logran convencernos de la existencia de un amor incondicional entre ellos, como todo el tiempo se quiere recalcar en la trama.
La película tampoco consigue ser entretenida o atrapante. Sus 120 minutos de duración se tornan pesados y dejan con la sensación de que todo se podría haber resuelto en varios minutos menos. La trama intenta ahondar en varios aspectos del protagonista (amistades, relación romántica, estudios universitarios, paso por la guerra, etc.), pero lo termina haciendo de una forma superficial y banal. El foco principal, puesto en la relación entre Tolkien y Edith, también se siente forzado y, sobre todo, estereotipado.
J. R. R. Tolkien supo construir un mundo épico que cautivó tanto a grandes como a pequeños. Sin embargo, Tolkien parece una película sobre alguien común y corriente antes que sobre uno de los escritores más famosos de la historia. Casi en ningún momento se siente que estemos viendo una película sobre el creador de El señor de los anillos. El director y sus guionistas ignoraron por completo la parte más épica del escritor y realizaron una película que se podría reducir simplemente a “otra película dramática de amor hollywoodense”.