Las muchachas saben cómo divertir
El actor francés Mathieu Amalric resulta todo un descubrimiento como director con este, su cuarto filme, nostálgico, divertido y cálidamente sexy, en el que junto a unas chicas que hacen burlesque en los Estados Unidos, organiza una gira, que los llevará a todos a Francia.
El género burlesco, que después derivó más osadamente en burlesque -con números atrevidos, incluidos aprestos de strep tease-, surgió lejanamente en Francia, pero en este caso la trama parte de la interpretación del texto "Del otro lado del music hall", de la inteligentísma Colette, también ella figura del varieté.
GUIA ORIGINAL
Imprevisible y original Mathieu Amalric, a quien se ha visto en numerosas películas, entre ellas "Las malas hierbas" de Alain Resnais o "La escafandra y la mariposa" de Julian Schnabel, convocó a un grupo de chicas norteamericanas, algo entradas en carnes, parecidas a las mujeres de las pinturas renacentistas (tipo Rubens) y con ellas armó un burlesque, tan tierno, como satírico, algo atrevido y con el afán de desafiar las nuevas costumbres y decirle a la sociedad que no solo las delgadas son atractivas, también las mujeres-mujeres pueden serlo, sobre todo sin son divertidas.
UNA GRAN FAMILIA
El filme sigue las peripecias del mismo Amalric, en el papel del productor Joachim Zand, quien luego de trabajar en la televisión en París, abandona mujer e hijos y se va a los Estados Unidos, país en el que se le ocurre esta idea de armar un show de burlesque que logra con éxito. Al show que primero van mujeres y luego familias enteras.
La película sigue los pasos de la troupe y se convierte así en una especie de road-movie que parte de Norteamericana, hacia pequeñas ciudades francesas, con miras a triunfar en París, algo que no logran nunca, pero en el camino se disfruta no es sólo de los imaginativos y bizarros números de burlesque de las chicas, sino también de esa familia artificial que suelen formar los artistas, en un entramado en el que las confesiones dejan entrever soledades y amores secretos, como celos nunca confesados.
Hacia el final la película pierde algo de consistencia. No obstante atrae por las maravillosas actuaciones del mismo Mathieu Amalric y de una carismática Miranda Colclasure, en el papel de la alta y robusta Mimi Le Meaux, además de un equipo actoral de muy eficaces recursos profesionales.