El cineasta Juan Sasiaín dirige y protagoniza Traslasierra. En su tercera película cuenta la historia de un artista que busca, mediante un viaje a su pasado, reencontrar su rumbo.
La trama se centra en Martín (personaje interpretado por Juan Sasiaín), un joven titiritero que retorna a su pueblo natal junto a su novia, Julieta (Ananda Troconis). Allí lo espera su padre, Rufi, quien parece estar despidiéndose de la vida. El protagonista también se reencuentra en aquel lugar con su vieja amiga Coqui (Guadalupe Docampo), con quien parece tener una historia (amorosa) no resulta.
Al igual que en sus anteriores películas (La Tigra, Chaco y Choele), Juan Sasiaín cuenta la historia de un joven que regresa a su lugar de nacimiento para reencontrarse (y reconectar) con su padre, rol interpretado en esta ocasión por el fallecido titiritero Rufino Martínez. Su progenitor, quien parece estar acomodando todo para su cercana partida, hará lo posible para aconsejar y guiar al joven en la dicotomía que le genera su relación actual y su pasado (y posible futuro) con Coqui.
Traslasierra es una película sencilla que va directo al grano, no tiene grandes sobresaltos. Todos los inconvenientes se plantean desde un comienzo y, cada uno de ellos, logra tener una resolución hacia el final.
Los personajes –a excepción de Julieta– cuentan con el desarrollo justo y necesario que permite comprender el actuar de cada uno. Finalmente Traslasierra es una película de reencuentros y de autodescubrimiento. También de dudas y de miedos. Pero, principalmente, es una historia de amor. Y no sólo en el aspecto de relación romántica. La trama también pone énfasis en el amor al arte y a la familia, y a la importancia de reconectar con ambos puntos.