Aunque TRON: El Legado (TRON: Legacy, 2010) se nos presenta como una secuela del singular clásico de 1982, en realidad estamos ante una suerte de remake aggiornada que retoma con sumo respeto tanto aquella estética minimalista como el tono narrativo distante (en esta ocasión apenas “lavado” para generar un poco más de empatía con el público). En esencia tenemos la misma película casi treinta años después: movilizadora en términos visuales pero muy discreta desde lo conceptual, hoy apuntalada en la bella fotografía de Claudio Miranda y el simpático house kitsch de Daft Punk. Con el correr de las décadas el diseño de vanguardia del original se transformó en estándar y aquel disparador argumental en modelo de un sinnúmero de films posteriores; circunstancias que sin embargo no le quitan mérito a esta correcta ópera prima de Joseph Kosinski, un artesano que definitivamente no pudo superar lo hecho por James Cameron en el terreno de los CGI (por momentos el rostro de Clu entorpece la fluidez de la animación). Más que por el 3D habría que preocuparse por verla con subtítulos ya que la actuación de Jeff Bridges resulta fundamental...