Uno de esos casos en los que la historia es mucho más grande que la película, lo cual deviene en una adaptación simplona de los hechos: construir personajes lineales y unidimensionales, sin matices; retratar gente muy mala de un lado, muy buena del otro; hacer diálogos grandilocuentes; escenas casi didácticas y enmascarar la falta de profundidad con una buena factura técnica... [Escuchá la crítica completa].