Dalton Trumbo fue uno de los guionistas más importantes del cine clásico hollywoodense, en un momento complicado para ser abiertamente comunista. Cuando Estados Unidos y la Unión Soviética decidieron dividirse el mundo, los grises no sobrevivían. Es así como a través de esta biopic (película biográfica) se nos revelan las situaciones más impactantes de la Cacería de Brujas de McCarthy en el ambiente artístico.
Con una construcción minuciosa de época y un memorable trabajo actoral tanto de Mirren y Branston (ambos nominados en sus categorías en los Premios de la Academia) como de Lane, la película de casi dos horas termina contagiándose del ritmo liviano y lúdico que quiere imponer la música elegida (casi todo jazz instrumental), pero no termina de condecir con la carga emotiva por momentos. Me sucedió que ese timing y esa cintura para pasar de la comedia negra al melodrama que tan bien le sale a Bryan, termina no siendo tan claro para el resto del elenco y eso hace decaer el ritmo justo antes del clímax de la historia.
Con una buena dosis de galería de personajes de la industria del momento como ser John Wayne, Kirk Douglas, Otto Preminger entre otros, más fragmentos de los films contemporáneos, la película apunta más que nada, al corazón de los cinéfilos. Por otro lado, la película no presenta particulares vueltas de tuerca y cae en todos los lugares comunes del género: la lucha, el desgaste de la vida social y familiar, reconocimiento de sus pares, las fotos de archivo con letras blancas sobre la pantalla negra. Nada nuevo bajo el sol. Y por más que no se apunte a ello, parece injusto frente a un personaje como Trumbo y a un actor como Cranston. Siento que se merecían mucho más ambos.
El guión, a cargo de John Mcmara, quien tiene una larga trayectoria en TV, da un nuevo aire del peso del actor versus el guión y de su exposición pública que pudo haber sido lo más interesante pero que no explota. Justo un escritor hablando de un escritor, ¿No? El director, Jay Roach, con su trayectoria en comedias, explica un poco de por qué el tono del film no termina de definirse por momentos y por otros pierde ritmo.
Si la vas a ver, no te va a decepcionar. Si encima sos amante del cine clásico, te vas a encontrar con homenajes adorables a varios títulos imprescindibles. Encima podés verlo un rato a Goodman que nunca defrauda. El balance no es malo, pero sí tiene gusto a poco, a mitad de camino. Fue un gran acierto no estrenarla en el conjunto de los films candidatos al Oscar donde iba a pasar sin pena ni gloria. Ahora, al menos, vas a sentir que salís hecho.