Lisa sale de hacerse unos estudios y cree reconocer en un extraño de la calle a Bruno, un amigo de su infancia en Victoria, Entre Ríos. Sus recuerdos viajan a un verano de los años 70, donde el trío que ambos conformaban junto a Lalo parecía indestructible. En el presente, treinta años después de aquellas calurosas tardes de río, los ahora desconocidos se reencuentran para saldar deudas pendientes.
La directora Paula Hernández acierta en recrear los momentos de este triángulo amoroso adolescente y consumar los deseos más profundos y reprimidos durante la adultez. Sin embargo, es difícil alcanzar el nivel de su destacada cinta “Herencia”. Con momentos desparejos, de los actores jóvenes el que se destaca por amplia ventaja es Agustín Pardella, es innegable el cuidado trabajo de fotografía a cargo de Guillermo Nieto y la frescura que aporta Elena Roger, una cara nueva para el cine nacional, que brinda aires de renovación a las protagonistas femeninas argentinas.