La figura de Juliette Binoche se adueña de la pantalla desde los primeros minutos de Un Bello sol interior (Un beau soleil intérieur). El espectador se entera en segundos que su acompañante (interpretado por Xavier Beauvois) se encuentra sólo para recibir placer y no para complacer… y he ahí el tortuoso camino que este film nos plantea: la búsqueda de un amor correspondido.
Claire Denis (Beau Travail, Les Salauds) dirige y escribe (lo segundo junto a Christine Angot) una historia insípida que no supera el límite de la presentación inicial. El guión es simplón y recrea situaciones absurdas, casi episódicas, de la vida amorosa de Isabelle. Vemos que el personaje interpretado por Juliette Binoche maneja un monólogo interpersonal fatídico en la mayoría del film “¿por qué a mí?” ;”¿qué fue lo que hice?”; “estoy cansada“… son frases repetidas que vemos en pantalla hasta el hartazgo; no obstante, el problema es que Claire Denis ofrece en el guión de la película palabras que van con la situación actual en la sala de cine al presenciar Un bello sol interior; esas sufridas preguntas que Isabelle se plantea son un espejo de lo que piensa realmente el público al sufrir viendo este insufrible bodrio francés.
Tenemos a un Gérard Depardieu que comparte la línea de créditos principales como si fuera el amo y señor; la verdadera salvación del producto. Contrariamente, su presencia es un cameo extendido hacia los últimos minutos del film que deja un mínimo de complicidad y simpatía como último bote salvavidas; un bote que llega demasiado tarde y sólo se dedica a ser testigo de una masacre por aburrimiento.
En el caso de Binoche, la hermosa actriz de 53 años, apenas logra deleitar al público con su hermosa figura y una actuación a la altura de las circunstancias; no se puede decir mucho más. Estamos ante grandes actores realizando su especialidad y contando con un horrible material que no está a la altura de sus talentos. El film trata de mostrar una claridad en el problema de la vida de Juliette, algo con lo cual el espectador pueda sentir una comunicación recíproca; pero en su sutil esfuerzo por lograr una culminación en la trama, se viene abajo con el cambio de perspectiva en la vida de su protagonista. Un Bello sol interior no llega a nada, es un entretenimiento pasajero y lamentablemente no posee ningún aspecto a destacar, y la salvación no llega ni siquiera en el arribo de los créditos, sino después, cuando por fin se abandona la sala.