La estática y convencional dirección de Nicolás del Boca, más adecuada para un culebrón televisivo que para un film, no ayuda a suplir los diálogos ampulosos y difíciles de expresar con naturalidad escritos por Enrique Torres. Con una ausencia total de dirección de actores, un desenlace esotérico, una flojísima interpretación de Lucila Solá e incontrolables arrebatos de cólera/tristeza/alegría por parte de Silveyra, “Un buen día” es un producto menor, pobre, extraño y que debe esconder algún interés secundario que nosotros desconocemos.