La aguja en el pajar
Parece que una parte de la crítica porteña despedazó a esta película argentina y le cayó con los tapones de punta a la protagonista, la actriz Lucila Solá o Polak (figura con ambos apellidos en distintos lugares), quien llegó a defenderla a Buenos Aires como gato panza arriba, sabiendo que ser la actual pareja de Al Pacino iba a jugarle en contra en la “cancha chica” y a favor en la “cancha grande”.
De hecho, un sector de la prensa la sentenció a ella como actriz y también a la película, pero su popularidad en Internet por ejemplo creció de manera antagónica. El truco es más viejo que Hollywood.
Un buen día , o sea la película en concreto tal vez no se merezca la consagración, pero tampoco un juicio lapidario como los que mayormente obtuvo. Su estilo es bastante parecido al de unos largometrajes que llegaron a la Argentina como “cine independiente norteamericano” y recibieron un trato bastante preferencial. Se titularon Antes del amanecer y Antes del atardecer (los protagonizaron Ethan Hawke y Julie Delpy), su director se llamó Richard Linklater y la propuesta fue bastante parecida: un hombre y una mujer más bien jóvenes, cultos, tal vez de clase media, se conocen accidentalmente en la calle y entablan una relación que bordea el romance, y es un diálogo íntimo donde se ventilan variedad de temas humanos, mientras se ejecuta un largo y solitario paseo por distintos ambientes de una ciudad.
Para muchos espectadores un argumento semejante resulta la quintaesencia de lo “anticinematográfico”, que desde cierta perspectiva tiene que ver con el movimiento, lo físico, lo visual, en primer término, y con la palabra como accesorio solamente. Pero esa es sólo una manera de ver las cosas, y los que gustan del protagonismo de la palabra y el diálogo, también están en su derecho.
De hecho, Un buen día está sustentada, por ejemplo, por muy buenos diálogos, lo cual suma para aceptarla como un producto competente (que no es lo mismo que competitivo) dentro de la cartelera.
No confiar ciegamente en lo que dijeron es la consigna para aquellos que se animen a ver una película diferente, muy dialogada, dura por momentos, pero digna.