Salvo que seas un fan empedernido de Colin Farrell y salgas del cine feliz sólo por verlo, ir a ver Un cuento de invierno es una pérdida de tiempo, y lo más grave, de dinero.
Este tipo de historias de amor fantástico tienen que atrapar desde el primer minuto, y esto aquí no sucede ni al comienzo ni durante el resto de la proyección...