Fanning está pasando por uno de sus mejores momentos, con tres películas en simultáneo en cartelera, y aquí logra lucirse una vez más en su faceta cómica. Si se la compara con Chalamet, gana por varios puntos: el actor de “Llámame por tu nombre” se puso en modo-Allen-neurótico y parece casi una imitación de los mejores roles actorales del director. Prácticamente todos los personajes parecen haber perdido la autocensura y dicen lo que piensan sin filtros, no estamos acostumbrados a eso y allí los grandes momentos de risas de “Un día lluvioso en Nueva York”. Woody Allen despliega todo el cinismo posible hacia esa ciudad a la que ama profundamente y permite que todos los actores, aún los de roles más pequeños, tengan su posibilidad de lucirse. Eso habla de la calidad del guión construido por Allen, siendo una película disfrutable aún sin ser de las mejores de su filmografía.