En los albores del siglo XX, un tratamiento experimental (“la cura a través de la palabra”) ayudaba a exorcizar los traumas mediante la exposición oral de los mismos. En 1904 el psiquiatra Carl Jung (el cada vez más solicitado Michael Fassbender) y su mentor Sigmund Freud (Viggo Mortensen detrás de algunas necesarias prótesis) mantenían una tensa relación que se nutría de intensos intercambios de parecer con respecto a la salud mental de Sabina Spielrein (impactante interpretación de Keira Knightley, el verdadero eje de la historia), una paciente casi histérica que se excitaba al recordar los abusos sexuales que había sufrido por parte de su padre durante su adolescencia. Este trío explosivo, ambicioso y perturbado es el encargado de cimentar las bases de la psicología moderna, aunque cierto melodrama quite algo de rigor a la reconstrucción de la relación más importante del mundo del psicoanálisis.