La novela escrita por John Kerr y la obra teatral creada por Christopher Hampton, "The Talking Cure" (algo así como "La Palabra que Cura"), son el punto de partida de este nuevo film del realizador canadiense David Cronenberg, un drama biográfico con muchos elementos de ficción que nos introduce en la relación entre el Dr. Sigmund Freud (Viggo Mortensen) y su discípulo, el Dr. Carl Jung (Michael Fassbender) durante los primeros años del psicoanálisis.
Esta producción escrita por el propio Hampton, se desarrolla a principios del siglo XX en Zúrich y Viena, lugares que sirven de marco para narrar una oscura historia con trasfondo sexual e intelectual y cuyo conflicto surge cuando aparece Sabina Spielrein (Keira Knightley ofrece una actuación formidable), una joven rusa y muy culta, que ingresa al Hospital Psiquiátrico de la mencionada ciudad suiza.
Bajo un diagnóstico de histeria que puede llevar a episodios de violencia, Jung comienza a tratarla. Con ella, ensaya un tratamiento experimental inventado por Freud, el psicoanálisis o "curación por la palabra". Tras varias conversaciones, se revelan detalles de la infancia del personaje interpretado por Knightley e inquietantes y perversos elementos sexuales, pero también surge una relación amorosa entre ambos.
A medida que Jung y Freud traban amistad a través de un intercambio epistolar acerca de la condición de Sabina, su relación comienza a tornarse turbulenta, ya que la muchacha -además de ser un objeto de estudio relacionado con la sexualidad y los desórdenes emocionales- resulta ser una complicación, ya que tanto el padre del psicoanálisis (Freud) como el joven psiquiatra (Jung) comienzan a chocar en lo que concierne a lo estrictamente profesional (teorías y métodos revolucionarios para la época), y a las cuestiones éticas, ya que Jung traspasa la línea que separa al doctor del paciente.
Por su parte, la psicótica Sabina, quien más tarde se convertiría en una notable influencia en el mundo del psicoanálisis y en el pensamiento moderno como otra profesional de la rama médica, complica aún más el "intercambio" entre los dos profesionales, ya que lo intelectual comienza a mezclarse con la exploración de los propios deseos personales.
Al trío, se suma Otto Gross, papel a cargo de Vincent Cassel. La subtrama de este psiquiatra y psicoanalista libertino decidido a traspasar todos los límites parece insertada a la fuerza dentro de una historia con personajes interesantes (acompaña una buena recreación de época y vestuarios) pero que a la vez se torna pesada como la psicología misma y complicada como lo oscuro de la mente humana que tanto Freud como Jung quieren descifrar.
Esta película, que marca la tercera colaboración entre Cronenberg y Viggo Mortensen (tras "Una Historia Violenta" y "Promesas del Este"), se presenta a través de una forma bastante teatralizada que por momentos se torna cansadora y tediosa. A pesar de que tiene una duración promedio, la misma se larga. La historia daba para mucho más. Cronenberg no supo aprovecharla.