El tiempo en espiral.
Como muchos otros realizadores especializados en distintos géneros a lo largo de la historia del cine, Vincenzo Natali irrumpió en la escena del terror internacional a fines de la década del 90 con la extraordinaria El Cubo (Cube, 1997), una epopeya minimalista y avant-garde que anticipó en buena medida a lo más interesante del “porno de torturas” de los años venideros, para posteriormente ir apagándose de a poco con películas que se ubicaban en una medianía digna aunque un tanto olvidable. Así las cosas, Cypher (2002) y Nothing (2003) fueron films correctos que no llegaron al nivel de aquella obra, en otra paradójica vuelta del destino que convirtió a su ópera prima en el “mojón” central a superar a futuro.
Luego de un período de ostracismo, el director regresó de improviso con la sugestiva Splice (2009), una suerte de reformulación a la David Cronenberg de Especies (Species, 1995), portadora de algunas inconsistencias en cuanto al desarrollo narrativo. Hoy tenemos el “segundo eslabón” de este retorno al mainstream, Un Pasado Infernal (Haunter, 2013), en esencia una historia de fantasmas que escapa a los esquemas tradicionales al ofrecer dos “novedades” significativas: la propuesta adopta el punto de vista del espectro de turno e incluye una cronología en espiral vinculada a las gestas superadoras de Hechizo del Tiempo (Groundhog Day, 1993), léase las exquisitas Los Cronocrímenes (2007) y Triangle (2009).
En esta oportunidad el eje de la trama es la adolescente Lisa, interpretada por Abigail Breslin, aquella niña de Pequeña Miss Sunshine (Little Miss Sunshine, 2006). La joven lleva una semana viviendo el mismo día en la casa familiar, con su padre, madre y hermano menor comportándose de la misma manera cíclicamente. Pronto la protagonista descubre que en realidad está muerta y mantiene una conexión con una chica del futuro, quien a su vez le señala que el responsable de tantas calamidades sigue merodeando este misterioso purgatorio. El convite trae a colación elementos de El Resplandor (The Shining, 1980), Pesadilla en lo Profundo de la Noche (A Nightmare on Elm Street, 1984) y Ju-on (2002).
Gracias a la eficacia del guión de Brian King y la prolijidad de la ejecución de Natali, lo que podría haber sido una serie de lugares comunes sin alma o un collage vacuo de piezas superpuestas bordeando el caos, se revela cercano al horror gótico y apesadumbrado de Los Otros (The Others, 2001). Si bien Un Pasado Infernal nunca sobrepasa sus modestas pretensiones, por lo menos le saca el jugo a una segunda mitad de estructura laberíntica símil Oculus (2013) y a ese villano etéreo que compone el gran Stephen McHattie. Entre citas a Siouxsie and the Banshees, The Smiths, David Bowie, The Cure, Joy Division y Depeche Mode, el relato avanza firme y supera al promedio cualitativo actual del género…